Se ha echado la noche sobre Belén, los pastores han conducido las ovejas a sus apriscos, apenas se ve una sombra huidiza por las callejuelas mientras a lo lejos se oyen los aullidos de los perros. La noche es serena y el cielo está tachonado de estrellas, aunque tal vez haga más frío del normal en esta época del año. En principio se trata de un día más, de una noche más en esta aldea palestina.
En las afueras de la población, dentro de una cabaña medio derruida, parece que hay un ajetreo fuera de lo normal. La luz parpadeante de un haz de paja encendido, el mugido lastimero de un buey y el ruido de ir y venir de un par de personas llamarían la atención de los vecinos de no ser porque la cabaña está en los arrabales del pueblo, próxima a los terrenos baldíos que rodean a la población y donde no pasa ni dios...bueno, en realidad, Dios está allí.
De pronto llega un tropel de gente, son los pastores que han abandonado sus refugios porque un aparecido les ha dicho que acudan a ese lugar para ver un prodigio. En un rincón, sobre un haz de paja, ven a un niño envuelto en refajos de lana .De inmediato una luz cegadora barre las sombras de la noche y los ronquidos de los camellos sobresaltan a los presentes. Las voces de unos sirvientes instan a que la gente haga sitio para dar paso a sus señores, tres hombres ricamente vestidos, que se abren paso entre el asombro de los presentes y se postran ante el niño que acaba de nacer.
Hasta ahora todo transcurre sobre lo previsto. De pronto el bebé comienza a patalear mientras agita también sus manitas y, con tanto ajetreo, la manta que cubre su cuerpo desnudo se desliza a un lado y un grito de estupor sale de todas las gargantas de los presentes: es una niña.
La algarabía desencadenada es enorme. Los criados recogen los presentes, los reyes abandonan la cabaña en un revuelo de mantos y solo los pastores se quedan, entre sobrecogidos y admirados, en un rincón. La madre mira amorosa a la niña, el padre se sonríe con disimulo al sentir vengada su hombría y arriba, sobre una viga carcomida, una paloma se ríe al ver la que ha liado con su broma.
2 comentarios:
Me supo a poco, estás dejando de escribir? que lástima, eres muy bueno!
muchas gracias por tu comentario. La verdad es que últimamente
me da mucha pereza escribir pero intentaré seguir escribiendo cosas. Un saludo afectuoso
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