sábado, septiembre 17, 2022

Las máquinas de sueños












Algo con lo que siempre he soñado, y valga la redundancia, es el modo de atrapar los sueños en los que vivimos mientras dormimos y de los que, a lo sumo,  recordamos algún vago vestigio al despertar. Muchas veces sabemos si el sueño fue alegre o triste, según el sabor de boca con el que nos despertemos bien sea a miel o a hiel. En ocasiones me he despertado con un resentimiento extremo hacía mi compañero porque hemos tenido una amarga discusión en sueños y me admira verlo dormir a mi lado tan plácido sin saber la bronca que hemos tenido en mi cabeza a lo largo de la noche. Y ese encono se va prolongando a lo largo de las primeras horas de la mañana hasta que consigo sacudirlo de encima como unas pulgas molestas que estuviesen reconcomiendo mi cabeza. Y hay que esperar a que se evapore este sentimiento y seguir la vida normal del día a día. 








Pero otras veces es justo lo contrario, al despertar solo recuerdo la gran felicidad que he experimentado durante el sueño y no me explico como esta vez mi compañero respira tranquilamente a mi lado en lugar de dar saltos de alegría, como me pide a mi el cuerpo. Y hay que esperar a que se evapore este sentimiento para seguir la vida normal del día a día.

Dado que hoy en día la tecnología avanza a pasos agigantados y nada nos sorprende en la era en la que vivimos, no sería extraño que una empresa japonesa o coreana comercializase un aparato para dejar sobre la mesilla de noche de nuestra alcoba, con el que grabar los sueños que hemos tenido a lo largo de la noche. Ya por la mañana, mientras se toma el desayuno, se podría activar el mecanismo del aparato y visualizar los sueños, del mismo modo que vemos los movimientos que se han producido en nuestro Instagram a lo largo de la noche. Aunque espero que la máquina de sueños sea menos agresiva y no nos bombardee con miles de anuncios.  Además la máquina debería tener un mecanismo que pudiese filtrar aquellos sueños que han podido ser molestos y así decidir si los vemos o los borramos directamente.








Otro aparato que se me ocurre que podían comercializar es una maquina expendedora de sueños, al modo de las que hay de refrescos o de cafés y que podían estar localizadas en las gasolineras o en las estaciones o en las grandes superficies, de tal modo que del mismo modo que vamos llenando el carrito con la compra de la semana, pudiésemos añadir un surtido de sueños para consumir cada noche. Vas empujando el carrito por los pasillos del supermercado y, del mismo modo que vas cogiendo carne o quesos o fruta puedes añadir unos envases con aquellos sueños que en ese momento ofrezcan como oferta. Sueños que puedan ser para consumo propio o que puedas regalar a las personas de tu entorno en paquetes adecuados para los cumpleaños o los regalos navideños. Y que, lógicamente en la era en la que vivimos,  que vayan en envases capaces de ser reciclados en máquinas que devuelvan una pequeña cantidad de dinero a cambio del envase como premio por actuar con civismo, pues hoy en día ser ecologistas es lo más de lo más.





Y aunque no viene al caso recuerdo una cosa que me sorprendió al visitar Estocolmo: a la entrada de los supermercados había una máquina donde la gente metía los envases de plástico o cristal para reciclar y recogía unas monedas a cambio de su gesto cívico. Claro que contigua a esa máquina había otra máquina  tragaperras donde la gente jugaba el dinero recibido y que, como es lógico, perdía. Tecnología punta.  
  



Para el " Ladrón de sueños "

2 comentarios:

Saturno dijo...

Y eso hice completa el círculo! El Ladrón de los Sueños ha conseguido volverlos al Escritor para que al fin se creen nuevos sueños y relatos. Volvamos a soñar de nuevo! Felicidades!

Luis Serrano dijo...

Me gusta tu relato en lo que tiene de poético, de romántico, de soñador se podría decir en este caso con mayor razón que em otras muchas.
Si embargo yo que disfruto de los sueños y disfruto los sueños (que es cosa distinta y diferente) prefiero en este caso, la anarquía, el ir y venir de esos pedazos de realidad liquida que son los sueños.
A mi juicio, ya tenemos demasiadas máquinas repartidoras de demasiadas cosas que nos terminan por atar de una manera u otra a esa realidad que nos toca vivir nos guste o no.
Dejemos que los sueños nos sorprendan (estamos perdiendo este don de la sorpresa) y nos pillen por la espalda, nos tomen por el cuello y nos transporten a ese mundo sin inventar que es el mundo onírico en el que pase lo que pase, sueño o pesadilla somos libres mientras lo vivimos con gozo o con terror.
Por lo demás, una vez más gracias por tu texto que como siempre me lleva a la reflexión.
Gracias Carlos