martes, febrero 09, 2010

ALFONSO.II


" Una libra de azúcar, media libra de garbanzos, una lata de sardinas, un litro de tinto para el abuelo ". " Una libra de azúcar, media libra de garbanzos......". Con esta cantinela va Alfonso calle Nogal adelante hacia la tienda de ultramarinos de la Señora Eustoquia. " Una libra...". Va contento porque hoy lleva un duro en la mano para pagar. No hay que dejarlo al fiado porque el abuelo ha llegado con el jornal de la semana casi entero a casa y la abuela se lo ha quitado, antes de que se lo funda en el bar.
Alfonso no puede estar formal por mucho tiempo, así que empieza a recorrer parte del camino a la pata coja, pero se cansa pronto, porque el casco de la botella le estorba. Así que deja esta en el suelo y echa a rodar el duro por el suelo de la calle, contento porque ha conseguido que vaya muy derecho. Lo rueda otra vez, recoge la botella y avanza unos metros hasta donde está el duro brillando al sol y lo vuelve a rodar. Así varias veces hasta que, de pronto, ¡ mierda ¡ se cuela por la alcantarilla. Alfonso se tira al suelo y mira con desesperación entre los barrotes de la alcantarilla, pero no se ve nada más que el cieno del fondo.
Vuelve compungido a casa y se monta el gran escándalo. Con este niño no hay forma, es imposible. El abuelo se ahoga con la tos y la rabia y la abuela no sabe si zarandearlo o esconderlo bajo el mandil, pues este niño es su ojo derecho.
Al cabo de unos meses aparecen los poceros por la calle Nogal para desatascar las alcantarillas que se han cegado con las lluvias. Se ponen a la tarea con parsimonia,
mientras un olor a cieno se extiende por toda la calle. Cuando llevan un rato en la faena aparece la abuela que, con mucha educación, se dirige a los poceros:
" Miren, si encuentran un duro, es nuestro, que lo perdió el trasto de mi nieto ".

1 comentario:

Anónimo dijo...

que buenos recuerdos