Me gusta ir al colegio cogido de la mano de mi tío. Es alto, tanto o más que la estatua del parque, esa donde se cagan las palomas y se posan las gaviotas que se aburren en el puerto. Y me siento seguro, me da calor y alegría. Le miro a esa cara de cachorro asustado que pone a veces y él me sonrie mientras se come la punta del bigote...
Cuando vamos de camino, me pregunta cosas del " cole " para que despues pueda responder sin fallos. Me gusta presumir en el recreo de mi tío: tiene una tienda llena de gente, con todos los juguetes del mundo y donde siempre me puedo reír. Además, es profesor y sabe de todo, no hay cosa que le pregunte y no me sepa contestar. Y hace comidas muy ricas y ha sido deportista....
Anoche estaba algo raro, no dijo lo que le pasaba, pero no paraba de moverse en el sofá. De pronto se puso a hacer una pajarita de papel y la echo a volar por la ventana.......la muy tonta no quiso volar y bajo en picado hasta la parrilla donde asan las sardinas esos apestosos del bar. Se levantó muy rápido y dijo que iba a salir un momento. La abuela le gritó que no se olvidase de bajar la bolsa de basura, que todo lo tenía que hacer ella.....Cuando volvió, ya me habia acostado y desde mi cama que pregunté que pasaba. Me dijo que no pasaba nada, que bajó a buscar la pajarita y que, ya que no volaba, por lo menos podria nadar en la ría......pero tampoco.....
Y que estaba triste por eso. Le llamé bobo y le dije que tenia que estar alegre: seguro que la pajarita la recogió una mamá sardina y se la regaló a su sardinita para que jugase con ella. Todo el mundo sabe que las sardinitas se vuelven locas de contento por una pajarita, sobre todo si es de papel colorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario