domingo, diciembre 22, 2019

No hay cuento de navidad. Se me han ido las ganas

Por vez primera, desde que escribo en este blog, no voy a escribir un cuento de Navidad, pues no tengo ni ánimo ni ganas de escribirlo.  Si por ellos fuera, por las ideas que vomitan todos esos fascistas que han aflorado como setas tras la lluvia no existiría la Navidad. Si toda esa turbamulta hubiese vivido en época del emperador Augusto nunca habría existido ni portal, ni nacimiento, ni nada que se le parezca. A los inmigrantes hay que echarlos fuera, que vuelvan a su lugar de origen de donde nunca debieron salir, que aquí lo único a lo que vienen es a vivir como príncipes con nuestras ayudas sociales y a colapsar la sanidad para que no podamos ir a urgencias con nuestros mocos. A los mismos que alzan la bandera más grande o llevan la pulsera del reloj con los colores patrios no les tiembla el pulso para rechazar a las oleadas de personas que buscan un poco de pan entre nosotros, pero si los utilizan como carnaza para que trabajen sus tierras por dos monedas.




Por eso este año no me sale el cuento de Navidad, es mucha la amargura que me produce ver la sociedad en la que nos movemos últimamente. Hoy día si se presentase María y José pidiendo un lugar donde guarecerse es muy posible que un comando ultra los obligase a volver a su tierra o, al menos, a un lugar fuera de nuestras fronteras.
La memoria humana es demasiado endeble, no recordamos cuando hace no más de cincuenta años los españolitos buscaban el pan fuera de nuestras fronteras y se subían al tren cargados con una maleta de madera o de cartón esperando llegar a un lugar donde encontrar lo que aquí siempre se les negó. Pero si dices esto ahora, te responden que " antes se emigraba con papeles ". ¿ Papeles ?, como no fuese el de periódico con el que se envolvían los bocadillos de tortilla o de chorizo... Chamizos con un camastro  en la sexta planta sin ascensor de una casa en París donde nuestras paisanas caían rendidas después de innumerables horas de quitar la mierda en la casa de madame o chabolas en una ciudad perdida de Alemania donde la gente se hacinaba después de dejar el alma en una máquina. " Vente a Alemania, Pepe ..."





Por eso repito que la memoria es endeble y el agradecimiento no existe si uno se da cuenta como hemos tratado a los mal llamados " sudacas " que han venido a quitarnos los trabajos más rastreros, no recordando como acogieron a miles y miles de españoles tras la guerra civil en México y el resto de los países. Si uno pregunta hoy día si sabemos quien es el general Lázaro Cárdenas muy pocos sabrán que fue el que acogió a los refugiados republicanos que huían de nuestra Paz. Memoria y gratitud, cero. De México a Argentina nos abrieron las puertas para quitarnos el hambre y el miedo que arrastrábamos en la huida.





Nos creemos los reyes del mambo, nuevos ricos de pacotilla y ahora crecen como espuma los seguidores de las facciones más ultras de nuestro espectro. Como ese concejal andaluz que de día anda recogiendo en las calles a inmigrantes para hacerles trabajar en condiciones miserables, el mismo que por la noche arenga en los mítines de su partido en contra de los que ha explotado el resto del día, exigiendo que se les expulse en caliente.
Bueno, perdonad porque esto es una panfletada y me temo que no tengo tiempo ni ganas de escribir mi cuento navideño de cada año. Cero risas.

1 comentario:

pequeño dijo...

Que pena que no haya cuento