Historia para consumo interno

La Mica avanza con dificultad porque no está acostumbrada a andar entre nubes. Ante ella una cola inmensa zigzaguea pero lo primero que ha aprendido aquí es que lo último que se puede tener es prisa. Además ella está hecha a aguantar, así que se apoya en la cachava y mira con atención a su alrededor. Un listillo de la cola dice que siempre van así de lentas las cosas porque son muchos los que llegan cada día, máxime hoy que ha habido un terremoto en la China, un huracán por América Central y se han vuelto a masacrar entre sí unas tribus negras.
Pero como por estos parajes ni hay dolores, ni se siente hambre o sed, no hay nada que la incomode y espera con calma a que le llegue el turno. Pero todo llega. De pronto se encuentra frente a un estrado de madera de olivo y desde encima de su cabeza oye llegar una voz, tendremos que poner muy dulce, que le pregunta por su nombre y de donde viene.



Levanta la cabeza y a través de los lentes ve aparecer, al costado de un inmenso libro, una cara muy amable rodeada de un resplandor dorado que señala hacia ella con una mano prolongada por una larga pluma de oca. " Me llamo Maria Micaela del Santísimo Sacramento y vengo de Gumiel, pero siempre me han llamado Mica ". Oye como el otro musita su nombre varias veces hasta que le oye " Ya estás aqui, todo bien ", poniendo una señal sobre su nombre con la pluma. Da un campanillazo y se presenta al instante un angelote revoloteado sobre ella. " Acompa a Micaela a la seccion de Equipamiento y después a la de Alojamiento ".
El angel, que dice llamarse Daniel, se posa sobre su hombro derecho pero Mica no nota peso alguno. La guía por un laberinto intrincado de nubes hasta llegar a una inmensa puerta de roble que el angel abre como si fuese una pluma. Toca una campanilla situada sobre el mostrador y al pronto aparece otro angel, pero este mucho mayor. Sin decir nada se acerca a Mica y le toma medidas de la espalda y de la cabeza. Se mete tras una corina de estrellitas doradas y reaparece con unas inmensas alas en una mano y una corona en la otra.



Le sujeta las alas a la espalda pero son muy grandes y las arrastra. El ángel se agacha, saca un acerico con alfileres del bolsillo de la túnica y la adapta a su tamaño. " Perdona, pero con esto de la crisis, hemos de aprovechar todo el material ", se disculpa el ángel. Después le coloca la corona sobre la cabeza y le da al interruptor, pero no se enciende " Esto pasa por comprar las cosas a los chinos ", regonza con un par de alfileres entre los labios. Se mete tras la cortina y vuelve con otra corona, esta ya encendida y se la cambia por la otra. " Y ahora, llevala a buscar alojamiento " dice al angelote, mientras la despide.
Nueva caminata por entre un laberinto de nubes de algodón hasta llegar a la " Inmobiliaria Eterna ". Una musiquilla pegajosa suena cuando entra y un nuevo angel se acerca a saludarla. La manda sentar y despliega ante ella un colorido catálogo de estrellas de todos los tamaños para que elija entre las disponibles. Mica dice que una pequeñita que no tenga mucho que limpiar, que harto ha trabajado toda su vida.
" Llevala a la XYXX-183456 del camino Benjamín " le pide a Daniel, mientras se despide deseándola una feliz y eterna estancia entre ellos.



De nuevo el angelote la guía por interminables caminos pero no tiene sensación de cansancio ni de que pase mucho tiempo. El angelote dice que está a su servicio hasta que se encuentre adaptada a la nueva vida, así que puede contar con él para todo en especial si desea encontrarse con alguien. Ella le da el nombre de sus padres y de su marido que hace seis años que no ve. Daniel coge su iphone de última generación y llama a la central de datos. Le informa que a sus padres podrá verlos en breve, pero que ahora están de excursión con los del IMSERSO y en cuanto a su marido, el Antonino anda arando un campo de nubes un poco alejado pero que podrán verse en cuanto termine el trabajo. A lo lejos, Mica cree oir el chasquido de la tralla y la voz de su marido que arrea a las bestias " Boyauuuu.... "



Entonces dice la Mica, " ¿ podrías localizar a un par de amigas ?. Una es de Valladolid y se llama Pilarina y la otra es gallega, la llamaban Mimos ". " Eso está hecho ", dice mientras habla a través de su aparato. " Mimos está como cada jueves en la peluqueria y me han dicho que con tanta laca como usa peligra la capa de ozono " comenta entre risas. Pero la otra es más difícil de localizar, informan desde la central de datos, nunca está quieta en un estrella y parece ser que se dedica al estraperlo de túnicas.
Daniel le deja acomodarse en su estrella y le promete que no se preocupe, que pronto vendrá con las amigas. Mica, antes de entrar, se da cuenta de que ha venido con las zapatillas de fieltro puestas. Se las sacude del algodón de las nubes que se ha pegado a las suelas, para no manchar nada, da un vistazo alrededor suyo y ve que todo está ordenado y que no tiene nada que hacer, así que se sienta sobre un rayo de la estrella y piensa que aquí hay que tomar todo con calma. Se sonrie al ver un perrillo de lanas que dormita en un rincón y lo llama dejando que se suba a su regazo de un brinco.



Al cabo de un rato oye bullicio y ve como entran sus dos amigas. La una con su túnica y las alas impecables y la corona colocada a duras penas sobre un peinado tieso por la laca. La otra con la túnica puesta de cualquier modo y las alas a rastras, la corona caida al desgaire sobre su pelo rizo. Se funden en un abrazo las tres y pronto charlan como cotorras.
Esa noche, cansadas de tanto hablar, se asoman al balcón de la estrella de Mica y muertas de risa y cogidas del bracete miran hacia lejos, hacia la tierra, donde unos puntitos muy, muy lejanos parecen mirar hacia el cielo cuajado de estrellas, mientras el perrillo da saltos de alegría.