martes, enero 04, 2011

II. ¿ ESTO ES VIDA ?. LUZDIVINA


" Dile a tu padre que si quiere más garbanzos ". " Dile a tu madre que no ". " Dile a ese que se tiene que cambiar los pantalones, que da asco verlo con los que lleva ". " Dile a esa que no sea bocazas ". Dile, dile, dile....esta es la palabra que más veces oye Luzdivina al final del día. Ya no recuerda cuando fué la última vez que sus padres se hablaron normalmente pero si hurga en su memoria piensa que desde que entró en el instituto no ha vuelto a orles hablar entre ellos. Esta es la vida diaria, así son sus comidas, sus cenas, el día a día tanto se trate de una jornada normal o de una fiesta, ni un atisbo de conversación, nada que indique que allí hay una convivencia normal.
Luzdivina ha hablado de esto con sus hermanas y ninguna recuerda el motivo que desencadenó esta situación. De todos modos Pili y Petri no ponen mucho interés en el tema, ellas solo vienen de visita a ver a los padres, bastante tienen con pelearse con sus propios maridos y desenredar sus vidas. Llegan, cotorrean con la madre, echan miradas inquisitorias al padre, mascullan algo entre dientes y se van tan rápido como han llegado.
De vez en cuando la madre desaparece unos días acompañada de tía Clara. Tía Clara es una mujer moderna, como a ella le gusta describirse, ha tenido la fortuna de que la jubilasen anticipadamente en el banco donde trabajaba y de que el pelma de su marido tuviese la buena idea de morirse a tiempo sin cargarla de hijos. Se ha quedado libre a tiempo de disfrutar de los años que le quedan, lo que procura hacer a conciencia. Por eso se la rifan los jubilados del club de pensionistas al que van jueves tras jueves a bailar, esa cita no se puede perdonar pase lo que pase. Y tambien cuando se va de vacaciones a Torremolinos o a Benidorm con los viajes del Inserso. Tía Clara es la reina, una mujer moderna, jubilada y disfuta de dos pensiones. Los hombres se vuelven locos por ella y como tiene tantos moscones puede permitirse el lujo de pasarle más de uno a su hermana.
Cuando desaparecen las dos, Luzdivina se ha de encargar de atender a su padre, pero esto no parece sentirse muy afectado por la ausencia de su mujer. En realidad, hace muchos años que vive como si ella no existiese. Aprovechando que no hay moros en la costa, el padre se ducha todas las tardes después de la siesta, se viste como de domingo y sale canturreando por el pasillo dejando tras él una estela de " Varón Dandy" y, lo que más mosquea a Luzdivina, que se despide dándole un beso restallante en la mejilla. Más de un día se ha asomado a la ventana de la sala y ve como su padre cruza la calle a paso vivo, él que habiatualmente se mueve renqueante, para encontrarse con Paco, su amigo de toda la vida, que lo espera junto al semáforo con un paquete de dulces en la mano y la sonrisa en la boca.
De pronto esta rutina de años y años de no hablarse se ha hecho añicos. Luzdivina se hace cruces cuando oye a sus padres charlar como hace si no hubiese pasado nada en todos estos años, intercambian frases amables durante las comidas y hasta aparece alguna sonrisa. Cuando, confusa por la nueva situación, llama por teléfono a sus hermanas para explicarles la novedad estas no prestan excesiva atención a lo que les cuenta, aunque Luzdivina cree notar suspiros de alivio al otro lado de la línea.
Ayer durante la comida la madre le comenta a Luzdivina que mañana a las cinco tiene que llevarlos al club de jubilados porque se van dos semanas a Mallorca, a un viaje de esos de la tercera edad. " ¿ Y tía Clara ? ", pregunta un tanto sorprendida. " " No, esta vez nos vamos padre y yo solos " responde dejando que se le escape una risita picarona.
Ahora, mientras esperan a que llegue el autobús, Luzdivina está un poco nerviosa porque esta nueva situación la pilla desprevenida, pero sus padres están tan anchos, sobre todo la madre que no para de saludar a unas y sobre todo a otros viajeros con los que van a compartir vacaciones.



La madre se para a cotorrear en un corrillo de mujeres y Luzdivina se queda en un rincón con el padre, ocasión que aprovecha uno de los viajeros para acercarse a ellos y poniendo cara de inocente, pregunta " ¿ Pero tu como vas de vacaciones con esa ". " ¿ La conoces ? ", responde el padre. " Pues claro, son dos hermanas que siempre van juntas, todos los tíos las conocemos todos muy bien, ¿ o es que no sabías que las llamamos las ** viudas negras ** " ?. Luzdivina ve de reojo como la cara de su padre pasa del rojo al granate y se aparta del tipo soltando un bufido.
Cuando Luzdivina ve desaparecer el autobus calle abajo, suelta un suspiro de alivio, se seca el sudor de la frente con el pañuelo usado para despedirlos y abriendo un bolsillito lateral de su bolso saca una pastilla de Lexatin y se la traga con ansia.

2 comentarios:

El oso blandito dijo...

argggggg
no puede ser... es maravilloso!!!
Habrá más capitulos?? como dirian los viciosos...!quiero más!!!

cal_2 dijo...

recuerda amigo mi propuesta....creo que deberiamos escribir un relato entre los dos. ¿ te animas ?. Un abrazo grande