jueves, agosto 12, 2010

Como me gusta mirar....


La tarde se presenta lluviosa, el cielo está encapotado y cae una mansa llovizna veraniega que refresca el ambiente cargado por el bochorno a lo largo del día. En la tele se pelea la selección española por derrotar a un equipo contrincante y la gente se agolpa ante la pantalla gigante del bar, sin importar el calor sofocante que hay en el local y que se intenta contrarrestar a golpe de " Coronitas " bien frías. Inutil intentar hablar con los amigos cuya mesa me comparto, pues cada frase queda colgada en el balón, así que decido salir a respirar a la calle.
Me siento en el porche del hotel, en un banco de madera colocado detrás de una diligencia de juguete en la que están jugando unos críos. La máquina, obviamente, está parada porque allí nadie pone una moneda para hacerla funcionar. En el rato que paso allí, divertido mientras observo el modo de actuar de cada crío, se materializan muy diversos tipos de personalidad, en verdad era un buen lugar para analizar la forma de ser de cada persona vista en versión miniatura.
El pescante lo ocupan dos niños de unos cuatro años que dominan el cotarro permitiendo a los demás que se acerquen o no a la dligencia según su criterio o capricho. Aparentemente no hay fisura entre ellos pero a poco que uno se fije, se percibe una lucha soterrada entre los dos por la supremacía, un empujoncito suave, un arrellenar las nalgas, un " yo mando " se deja notar pero ante el resto se manitenen unidos. Rubiejos, con cara de guindillas, uno de ellos cada poco lanza su particular grito de guerra "Españññññññaaaaaaaaa ", mientras mantienen los demás a raya. Los demás eran tres o cuatro críos que, en cuanto tocan al aparato, son recriminados a voz en grito por los dueños del cotarro.
La más atrevida parece ser la hermana de uno de los líderes, una cría de unos ocho años en la que está patente que la devoran los celos. Merodea alredor del carromato, trepando a una de las ruedas o intentando sentarse sobre los caballos a pesar de los hierros que estos tienen en los lomos o le quita las riendas de las manos a su hermano, al tiempo intenta camelarlos con una mezcla de halagos y amenazas que se estrellan en el vacío. Pero hete aquí que entra en acción la madre y comienza a recriminar a su hija que se comporte como un niño pequeño, pero esta hace oidos sordos y sigue con su actitud solapada, subiendo y bajando por el carromato, hasta que la madre pierde la paciencia y dice que, arreando, nos vamos a otra parte. La niña berrea que si se va ella, también ha de irse el hermano y la madre los pone a los dos en vereda. El pequeño baja del pescante llorando a lágrima viva y el otro crío se queda como amo de la diligencia.
Además del coro de críos que adoran a la diligencia hay otro un poco mayor, que lleva al acecho desde el principio. Es algo mayor, parece una mulatito rubio, con el pelo encaracolado y sonrisa de angel. Se ha situado en la parte trasera del carromato y ha ido trepando muy lentamente hasta situarse a la zaga del dirigente, procurando pasar desapercibido.
Reaparece el niño que se había ido llorando con cara de triunfo. Trae en la mano un muñeco luminoso que gira y lanza destellos y una musiquita pegadiza. Pero poco le dura la alegría pues tras él viene la hermana que se empieza a reir diciendo que " el juguete es de niña, es de niña, es de niñaaaaa...". Y como fin de fiesta aparece la madre, reparte mamporros a los dos y se los vuelve a llevar con ella entre llantos.
Mientras el polizón ha conseguido sentarse en el pescante y de un empellón hace desplazarse al que controlaba la diligencia, le arrebata las riendas y proclama que ahora manda él. Por poco tiempo. Aparece una adolescente, a todas luces su hermana mayor, que da una voz reclamando la presencia de la madre la cual aparece con muy malas pulgas, baja a su hijo del pescante, zarandeándolo mientras grita que ojalá no hubiese tenido hijos jamás.
La diligencia se queda tranquila. Gritos de júbilo parecen indicar que hemos gando el partido. La cena nos espera.

1 comentario:

El oso blandito dijo...

y a mi como me gusta leerte..