sábado, agosto 15, 2009

SFUMATO








Toñi empezó a preocuparse cuando el comisario ante el que estaba renovando su pasaporte le dijo con tono desabrido que volviese a poner lo dedos tintados en el tampó, que no se había marcado nada como si no tuviese huellas dactilares. El funcionario tenía pinta de amargado, con un gesto perenne de mal humor como si hiciese su trabajo a disgusto, pero era cierto tenía razón pues apenas si se veía nada cuando apoyaba sus dedos tal como le decía él, mientras dejaba guiar su mano por la mano sudada del otro. Después de un buen rato abandonó la comisaria con el flamante pasaporte en el bolso y la preocupación asentada en su cabeza.

Desde hace un tiempo Toñi nota que tiene el cabello cada vez más fino, no es que tenga menos pelo o que se le caiga, es que siempre ha tenido una espléndida melena morena y ahora sus cabellos son muy ténues, apenas si se ven cuando coge un mechón de cabello y va dejando resabalar el pelo entre sus dedos. El médico le ha dicho que no tiene nada y ante su insistencia le pidió unos análisis pero no tiene anemia y todo ha salido perfectamente. Por otra parte cuando se mira con detención ante el espejo nota que también sus ojos han cambiado. Antes eran de un inenso color marrón con chispitas doradas que brillaban con la luz pero ahora se han hecho cada vez más claros, casi albinos, hasta el primer sol de la mañana la deja ciega y se tiene que refugiar tras las gafas oscuras.
Incluso su cuerpo. Sigue usando la misma ropa de siempre, no siente que haya adelgazado ni que los vestidos le queden más holgados, pero sí que arrastra las perneras de los pantalones y ya ha tenido que subirse los bajos hace poco. La huella que deja su cuerpo sobre las sábanas tras una noche de sueño es cada véz más ligera y hay días que al levantarse tiene la sensación de no haber dormido en la cama pues apenas alguna arruga se ve sobre la superficie de la colcha.
Y por las mañanas, ante el espejo del baño. Cada vez se refleja menos su imagen y hay diás que se diria que ha desaparecido sino es por el color de sus vestidos que indica que está allí. Cada vez se ve obligada a usar cosméticos de tonos más intensos para compensar sus rasgos que se van desdibujando.
Los compañeros en el trabajo no comentan nada, sus alumnos en clase siguen siendo igual de impertitentes y no parecen darse cuenta del cambio, aunque esto no es relevante pues siempre se comportan como si ella no estuviese delante. Incluso el pasado domingo, cuando fue a comer a casa de sus padres la trataron comos siempre sin enterarse de nada, aunque en un par de ocasiones su madre le habló sin darse cuenta de que estaba a sus espaldas.
Esta mañana Toñi saltó de la cama al sonar el despertador. Después de ducharse se situó ante el espejo pero tuvo que empinarse sobre las puntas de los piés para ver su imagen reflejada. Cargó la mano con las pinturas para dibujar la silueta de sus facciones pues hasta a ella misma le costaba divisarlas bien. Se puso una ropa llamativa, cogió el paraguas en una mano pues el día amenazaba lluvía y en la otra la vieja cartera de cuero con la que iba día tras día al instituto.
Al pasar por la portería saludó a la portera que miraba la tele en su garita, pero esta no le respondió, estaría comos siempre pegada a sus programas. Salió a la calle, dijo adios a una vecina que volvía con la bolsa del pan en la mano, pero tampoco pareció enterarse de su presencia. Comenzaron a caer cuatro gotas, abrió el paraguas. Y desapareció no se sabe si esfumada en el aire de la mañana o se coló por el hueco de una alcantarilla, mezclada con los regatos que forma la lluvia.
Lo peor de todo es que nadie se ha dado cuenta de su falta.

1 comentario:

redondeado dijo...

Vaya, también se han esfumado todos los comentarios menos uno ;)