jueves, agosto 13, 2009

Todo un caballero


Esta historia no sé muy bien como enfocarlo. Había pensado en intentar novelarlo pero creo que me voy a limitar a narrar los hechos sin más.
Desde hace bastante tiempo aparecen unas pintadas en la puerta de los wáteres de hombres de mi centro de trabajo del jaez de lo que se os transcribo, siempre insultando a vascos, catalanes y socialistas. Por ejemplo, en la última que nos dedicó aparece la siguiente frase que hubiese querido reproducir en foto pero que no he sabido copiar del móvil: " Vascos y catalanes, nazis educados con resentimiento y ODIO. Yo no compro productos Fagor y Orbea, financian la ETA ".

Esto mismo venía sucediendo en mi anterior sitio de trabajo, siempre en las puertas de los wateres masculinos y, según se informó un compañero, es algo habitual en los de todos los centros de la provincia. Eso hizo que se sospechásemos de una persona que pudiera acceder a todos estos sitios. Y pensamos en un comercial que hace la ruta de la provincia.
Hace unos días, al abrir la puerta de mi sala de espera me encontré al sospechoso. Le mando pasar y le pido que me espere un segundo antes de atenderlo. Es un hombre de unos sesenta años, de aspecto muy pulido, sonrisa de oreja a oreja, repeinado y vestido muy correcto. Mientras me espera salgo a escape a los servicios. Se me adelantó un compañero que lo había visto llegar y me dice que la puerta sigue limpia.
La entrevista es como siempre. Presenta sus productos con la máxima educación, sonrisas a todo trapo y los mejores deseos para este verano. El se siente feliz pues el próximo lunes comienza sus tan deseadas vacaciones. Lo despido y salgo con él hasta la puerta de la calle. Vaya, pues se va. Parece que no es él.
Al cabo de un par de minutos viene corriendo mi compañero. Que ha vuelto a entrar y se ha encerrado en los servicios. Todos a la expectativa. Sale con aspecto cohibido, dice adiós y se marcha de nuevo. Entramos en los servicios y allí está la pintada recién salida del horno con el texto que he escrito antes.
Mi compañero salió corriendo a la calle tras él y lo pilló a punto de meterse en el coche. Como es lógico, negó la autoría pero accedió a dar su nombre y la empresa para la que trabaja con muestras de un gran nerviosismo. Efervescencia en la sala donde nos reunimos los compañeros a charlar y tomar un café, cabreo máximo de la pobre limpiadora que se ve otro par de horas subida a una escalera frotando la puerta hasta dejarla limpia.
Y el hombre que vuelve. Mi compañero lo hace esperar en la cola unos minutos para atenderlo y nota su nerviosismo creciente. Al fin le escucha y el pintor proclama su inocencia, que nadie puede probar nada y que le va a pasar, que no diga nada a nadie, por favor. Sale con aire derrotado del centro y aquí termina la historia.
Ahora la reflexión rápida y fácil. Como es posible que una persona que uno, si se lo encuentra por la calle, nos parezca el ejemplo de la educación andante educada lleve en su interior tal carga de odio que se vea obligado a emborronar puertas de wáteres para soltar toda la basura que lo anega. Que sociedad es esta donde el odio prima por encima de todo lo demás. Claro que todos recordamos como los militares golpistas argentinos llegaban a sus casas con las manos llenas de regalos para los hijos de los que acababan de torturas en los cuarteles. Y no digamos del nazi al que nos tienen acostumbrados las película, caballero donde los haya que tortura al judío mientras se deleita con el Sigfrido. O el judío que ahora hace lo mismo con los palestinos. Bueno, perdón por tanto tópico.
El resto de la mañana nos la pasamos hablando del tema y en el fondo sentíamos una mezcla de lástima y pena por él. Imagino las vacaciones que puede estar pasando con miedo a que puedan tomar represalias en su empresa. O tal vez, no. A lo mejor lo ascienden.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que se joda por c...........