sábado, junio 13, 2009

Gracias, apóstolo


Como siempre que abres el buzón solo esperas encontrar folletos de propaganda y las consabidas cartas del banco, pero ayer apareció en medio del correo un sobre dirigido a O Sanxirolé. La sorpresa corrió pareja con la alegría pues es como si de pronto yo mismo tomase conciencia de que O sanxirolé se trata de alguien real y no de un personaje que me he inventado, que es algo más que un pasar el rato, como si de pronto la ficción tomase vida propia.
Dentro del sobre viene una postal que me envía un amigo desde Escocia. Ahora la alegría es mayor que la sorpresa por saber de una persona a la que le había perdido la pista y en la cual más de una vez he pensado en como le iría por esos mundos. Como buen gallego, un día supo cortar con todo y salir en busca de la vida fuera de casa. Compruebo que " meu apóstolo ", tal como le llamo en plan afetuoso, también se acuerda de mí, pero él ha sido capaz de materializar ese recuerdo en algo real. Entrar en una libreria y elegir una postal adecuada, sentarse a escribir un contenido que no sea una simple frase de cortesía, franquearla y acercarse a un buzón. Y conservar la dirección de nuestra casa después de tanto tiempo. Imagino su sonrisa que recuerdo tan bien mientras el buzón se tragaba el sobre sabiendo que venía de camino hacía mi.
Por eso, gracias Cesar, gracias apóstolo. Y desearte lo mejor, que bien has peleado por ello.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

tu como el agricultor que tu y yo sabemos es facil que a ti tambien te germinen las semillas

César dijo...

Algunas veces a lo largo de mi vida, me ha ocurrido algo que me ha ayudado a alejarme del peligro de cruzar de nuevo la línea hacia la melancolía crónica y el pesimismo, a los que he sido demasiado propenso en otros tiempos.
El conocerte y el charlar contigo, o incluso sólo el pensar que andas por ahí, es algo que siempre me ha resultado reconfortante. Por eso y por muchas más cosas, no se va a dar el caso de que el que escribe estas líneas se olvide fácilmente de vosotros. Y también por eso el que te da las gracias soy yo.
Besos y abrazos.
César.

cal_2 dijo...

Pues esperemos que el viaje a la melancolía se haya quedado sin avión y la misma sensación reconfortante que manifiestas tu, la he sentido cada véz que hablamos. Bicos
Carlos