miércoles, junio 03, 2009

Estocolmo


Recientemente hemos pasado días días en Estocolmo, con una breve escapada a Upsala en medio y desde ahora es un destino que recomiendo a todos los que busquen una vacaciones diferentes. Imagino que la perspectiva en otra época del año sería diferente pero ahora, con la primavera reventando por todos los rincones, ha sido una auténtica delicia.
Apenas un par de días lluviosos, el resto disfrutamons de sol y de luz. A las once de la noche todavía teníamos claridad y a las cuatro de la madrugada ya había pleno sol, lo que explica que los pajaros estuviesen enloquecidos con tantas horas de luz después de tan largo y oscuro invierno. En los jardines o en las terrazas de los cafés la gente estaba colocada con la levantada hacia el sol del mismo modo que se colocarían en una playa para broncearse.
No voy a decir nada de los monumentos o de todo aquello que pueda leerse en una guía convencional, sino de las cosas que más me han impresionado. Imagino que la vida cuando lleguen los fríos sea dura pero nosotros disfrutamos de unos días amables. En cualquier rincón encuentras una plaza con un jardín en medio. La hierba, de puro verde y mullida, parece que te estuviese reclamando y las flores, millones y millones de flores tienen los colores más bellos e intensos. Cuidada y pulcra como la sala de una señorita, toda la ciudad es amable para ser paseada. El tráfico no agrede, apenas se oye un claxon y los conductores respetan los pasos de peatones.
Ríos de bicicletas recorren las calles y en todos los canales cercanos a la ciudad hay miles y miles de lanchas o motoras que utilizan para desplazarse desde las casas de las afueras.
En el metro no hay prisas. Tan solo en una ocasión vimos gente bajando a la carrera por las estaciones mecánicas. Y en los andenes no hay peleas por tomar un tren en marcha porque saben que dos minutos después llegará uno nuevo.....y con asientos vacíos.
Muchas de las iglesias de la ciudad están rodeadas por un parque que es en realidad un cementerio donde los niños juegan y los abuelos toman el sol sentados entre las lápidas de piedra cuidadas y rodeadas de narcisos o tulipanes. Cada tramo hay un soporte donde están colgadas regaderas y palas de jardinería que la gente devuelve a su sitio después de usarlas....y no las roban.
La mezcla de razas en enorme. Si te sientas en un banco a ver como pasa la gente podrás encontrar personas de todas partes. Mujeres árabes tapadas de arriba abajo pasan empujando los coches de sus niños al lado de dos abuelos suecos en bicicleta o aparece un grupo de chilenos tras unos orientales. Todos conviven y aparentemente nadie se fija en los demás. Al menos esa impresión de un extraño a la ciudad, como es mi caso.
Y los niños son los reyes de todo. Multitud de niños por todas partes, enanitos en los parques con los padres o en grupos si son de guardería, vestidos todos con un chaleco reflectante por encima de la ropa en la que está escrito su nombre y un teléfono por si se pierden. Montones de niños en los parques, más niños en todos los museos en cuyas salas se cruzan con los adolescentes que, en eso son como aquí, siguen con aire ausente a sus profesores.
Se come mal. Bueno, se come sin gracia. No hay bares o cafés como tales, todo establecimiento ha de servir comidas para poder abrirse al público. Eso explica que todo el día veas gente comiendo por toda parte. Locales turcos, chinos o mongoles, comida rápida, pizzas y más restaurantes italianos que en Roma, en todas partes puedes hacer una parada y reponer fuerzas. Y beber café, la gente toma café a todas horas. Las terrazas siempre están llenas y la gente no se arredra por un aire cortante o un cielo oscuro. Simplemente se acomodan bajo esas grandes setas que desprenden calor o se arrebujan en las mantas que hay preparadas en los respaldos de todos los asientos de los locales, todo lo que sea por estar al aire libre.
La comida sueca no es muy graciosa o al menos no disfrutamos mucho con ella. Un par de días comimos en un chiringuito en los sótanos del mercado donde te sirven unos tazones llenos de una sopa de pescado rica y especiada, mientras ves como el pescadero del puesto de enfrente saca las tripas a un abadejo. En la calle hay puestos muy coloristas de frutas donde vendedores rusos, persona no muy queridas por los suecos al parecer se desgañitan para ofrecer su mercancia. Compramos una tarrina de unas frambuesas que entraban por los ojos de puro apetitosas. Al terminarla había una etiqueta en el fondo. Eran de Lepe....sin comentarios.
En uno de los miles de paseos nos encontramos con el Teatro de la Opera y sin mucha convicción entramos en busca de localidades. Conseguimos un par de buenas entradas para " La dama de pikas " de Tchaikovsky. Sentados en el centro de la fila 10 disfrutamos de un excelente montaje, una mezzo maravillosa, una orquesta poderosa y todo por la cuarta parte de una función similar cuando vamos aquí. Y sin ruidos de papel de caramelos o toses sofocadas. Al parecer, los suecos van tosidos a los espectáculos.
Los impuestos son muy altos, las necesidades sociales están cubiertas y la vida discurre ordenadamente. Pero tanto control, tanta perfección ha de tener una válvula de escape. Para eso está " Viking Line " y otras compañías navieras. Por el módico precio de dos euros puedes hacer un crucero en un trasatlántico por el Báltico que dura todo el día o por 5 ó 6 euros conseguir un camarote para un viaje más largo que te acerque a Riga o a Finlandia. Pero todo tiene truco, como es lógico. La gente va a esos cruceros para beber y ligar. Beber hasta hartarse y comprar bebidas para sobrevivir de vuelta a casa. Cientos de máquinas tragaperras por todas partes en las que se agolpan críos de ocho o diez años, cafeterías y restaurantes donde las consumiciones cuestan el triple que en tierra. Tenía la idea de que la gente aquí estaba muy concienciada con el tema del reciclaje, pero ahora tengo mis dudas. En los envases de bebidas llevan marcado un código " pan " creo que se llama y son las que la gente suele comprar. El motivo es que en todos los supermerdados hay una máquina a la entrada donde depositas esos envases y te devuelven unas monedas. pero plásticos, papeles y demás no he visto que se reciclen en parte alguna. En estos barcos dichas máquinas están estratégicamente situadas al lado de las tragaperras. Así no se pierde nada. Las monedas van derechas del cajetín de la máquina a la ranura del tragaperras.
En estos cruceros el reclamo son los supermercados que venden todo libre de impuestos. Al rato de zarpar avisan que se han abierto las tiendas y la gente se precipita a comprar bebidas antes de que se agoten. Recuerdo un hombre muy mayor sentado en una silla de ruedas y un chico joven a su lado. Cada vez que pasaba junto a ellos tenían una bebida alcohólica diferente en las manos, así que no sé muy bien quién empujaría la silla de ruedas al llegar a puerto. A media tarde se ven personas borrachas por todas partes entremezcladas con gente en busca de sexo. Mujeres de media edad buscando guerra como amazonas a caballo recorren las cubiertas. Y los hombres hacen otro tanto.
Al regresar a puerto se agolpa la gente para desembarcar. Unos empujan carros de supermercado llenos hasta los topes de bebidas alchólicas, otros llevan a los niños en brazos y aprovechan los coches para llenarlos de cajas de cerveza y cartones de tabaco. Y todos atravesamos la aduana por el pasillo de " Nada que declarar " tan tranquilos.
Todo se acaba y las vacaciones también. Un taxi de precio fijo nos llevó al aeropuerto de Arlanda y los trámites de facturación, control de pasaportes y demás fueron muy rápidos. Nada de esas colas monstruosas que hay en la maldita T4. Pero una vez que pasas el control te llevan derechos a una escaleras que desembocan en un local inmenso lleno de bebidas alcohólicas que es preciso atravesar para llegar a las salas de espera.
Al llegar hicimos tránsito en Madrid. Tocaba comer algo. Nos pusivos en la cola de una autoservicio pero una chica se había aprado en medio para hablar con otra señora. Cuando le pedimos que se apartase para poder pasar nos mando claramente a la mierda. Ya estábamos en casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Varelilla parece sacado de un cuento de hadas pero que se le va hacer en España te darian con la pala en la cabeza asi es España como diria alguien que yo conozco y quiero con dos cojones
El otro le dejo para mañana que si no luego no tengo con que entretenerme