domingo, noviembre 30, 2008

30 de noviembre, San Andres


No es habitual que una persona nazca dos veces. Para muchos, con una ya está de más. Pero yo he tenido una segunda oportunidad de volver a nacer tal día como hoy, 30 de noviembre, San Andrés apostol. Así que por una parte tengo 59 años, si tenemos en cuenta la partida oficial de nacimiento y, por otra, soy un puto adolescente de 16 tiernos añitos, si tenemos en cuenta esa segunda oportunidad. Una vez en Galicia y la segunda en Burgos.
Por aquella época andaba muy estresado con el trabajo y acumulaba cansancio y sueño a partes iguales. Si por la mañana tenía abundante curro en la seguridad social, por la tarde tenía otro tanto o más en la consulta privada. Nunca he podido comprenderlo pues en ambos sitios intentaba trabajar del mismo modo, pero por la mañana era el Varela y por la tarde Don Carlos. Pero entre unas cosas y otras estaba liado de ocho de la mañana a diez de la noche. Incluso, dado lo bien que me funcionaba la consulta privada soñaba con montarla a lo grande, con harta desesperación de Alfonso y cada vez que comentaba lo que me gustaría que comprásemos un local céntrico para ello, lo llevaban todos los demonios.
Nunca he sabido bien lo que me sucedió ese dia. Nuestra casa estaba en Fuentes Blancas, a unos seis kilómetros de la ciudad y el último tramo es una cuesta de unos trecientos metros, bordeando el antiguo Hospicio, donde había trabajado Alfonso los primeros años. Volvía a casa al mediodía para preparar la comida y bajar de nuevo a la consulta cuando, al tomar la penúltima curva, se produjo un espacio en blanco que jamás he sabido rellenar. Tal vez el sueño, tal vez un mareo pues esa mañana no había desayunado por falta de tiempo, pero cuando recuperé la conciencia me sorprendió verme en la parte alta de la cuesta y justo en el arcén izquierdo de la carretera. Menos mal que no bajaba ningún coche de frente. Al intentar recuperar la dirección, el vehículo se precipitó por un pequeño barranco y aterricé en medio de uno de los muchos árboles que hay en torno al colegio. Abrí la puerta y salté a tierra, pues el coche, un R-5 rojo, quedó colgado como a un metro del suelo.
Vi que el vehículo se había partidoo en dos, con el morro abierto en forma de una gigantesca uve en lad que se había encajado la rama del árbol. Me dí cuenta de que me faltaban las gafas y como no las encontré a mis piés, alcé las manos para tantear a ver si estaban en el suelo del coche, así como una bolsa con salmonetes y mejillones que había recogido poco antes en la pescaderia. Mi única preocupación en ese momento es que el pescado no se hubiese machacado con el golpe.
De pronto oí voces de unas personas que me estaban al otro lado de la alambrada del colegio para que me apartara del coche, pues estaba inestable y se podía caer encima mío. Me dijeron que ya habían llamado a Alfonso que estaba en su trabajo y que venía en mi busca a la carrera. Subí penosamente el ribazo agarrándome como pude a los matorrales y cuando llegué arriba ya estaban los compañeros del colegio esperándome. Poco después apareció Alfonso con aspecto desencajado y me llevó al hospital para que me hiciesen un reconocimiento. Apenas un golpe en las costillas, pero todo estaba bien.
Fueron unos días malos pues cada vez que me movía o me daba un golpe de tos, las costillas me avisaban de que estaban allí pero yo solo pensaba " gracias Dios mío, que no ha sido más ", aunque el coche quedó para la chatarra.Claro que no hay bien que por mal no venga ( ¿ o es al revés ? ) pues, con gran alegría de Alfonso, el ultima dia del año eché el cerrojo a la consulta privada y nos dedicamos a vivir.

3 comentarios:

Muchacho dijo...

A este joven las experiencias traumáticas no le dejan trauma. Incluso recuerdo una vez que el joven se vio obligado, en medio de un combate guerrilla ejército, a bajarse del vehículo en el que viajaba para ponerse a empujarlo porque no arrancaba. Entre el fragor de los disparos, los gritos y el pánico, hizo arrancar el automóvil, se volvió a subir, y arrancó con su acompañante (su padre) para refugiarse por la noche en la bellísima ciudad de las Indias donde se proclamó la primera colonia independiente del actual país. Esa noche el joven durmió pensando sólo en poder bucear a la mañana siguiente. Lo que ocurrió a la mañana siguiente, dará, sin duda, para una nueva entrada en las ficciones reales.

cal_2 dijo...

se ve que este joven esta mas acostumbrado que yo a las circunstancias anormales....enhorabuena por saber superarlas tan bien. Y esperemos ver esas ficciones reales cuanto antes

Anónimo dijo...

torpe de mi no acordarme de tal fecha pero esque ahora recordando todo lo que acontecio en esas fechas se le ponen a uno los pelos de puntas ,pero gracias a la estrella que todos llevamos dentro ese dia hizo lo que tenia que hacer esque que puso un manto para que no pasara nada bueno viva San andres la Estrella o la madre que lo pario el caso esque te seguimos teniendo con nosotros que es todo un orgollo.
un besazo