miércoles, octubre 01, 2008

AMOR A PRIMERA VISTA


El tomate, abocado ya a la vorágine final, recuerda que ya sintió algo especial cuando se dió cuenta que la lechuga estaba a su lado en la balda de la nevera. Y eso que él no es un tomate cualquiera. Ha nacido en una de las matas de las mejores familias de los Raf de los invernaderos de El Ejido. Menudo cambio de la mata en la que se crió tan felíz hasta este lugar donde se encuentraba hasta hace un rato. La verdad es que hacía mucho frío allí dentro pero aún y así no dejó de fijarse en las formas tan sinuosas que tenían las hojas de la lechuga que estaba a su lado, aunque los respectivos plásticos que los ahogaban, no dejaban que la viese bien.
Una vez fuera de su encierro, el tomate sintió que su cuerpo se dilataba de gusto bajo los rayos de sol que entraban por la ventana de la cocina. Que maravilla sentir ese calor de nuevo sobre su cuerpo. De pronto el tomate notó un contacto que lo hizo estremecer. La lechuga que estaba a su lado con aspecto de odalisca lánguida, acarició con sus hojas al tomate, con la suavidad que podían tener los brazos de una sirena y se produjo un chispazo de deseo. El flechazo. El tomate sintió como su zumo se enervaba al tiempo que el cogollo de la lechuga se estremecía también.

¡¡ Que dolor, que máximo dolor ¡¡ experimentó el tomate al sentir que le quitaban el rabo por el que había estado unido a la mata. Creyó morirse al sentirse desnudo y se puso mucho más colorado de verguenza si eso aún fuese posible. Un objeto largo y frío como el hielo atravesaba su cuerpo, desmembrándolo para hacer lo mismo a continuación con el cuerpo de la lechuga.
Menos mal que un mano caritativa deposito sus trozos en una fuente honda donde se entremeezclaron con los de su amada. De este modo comprendieron que que sus cuerpos podían fusionarse por completo. De pronto una llovizna blanquecina acentuó todavía más el dolor que sentía en sus heridas.Sufrimiento que acentuó todavía mucho más un líquido ácido que cayó a continuación sobre ellos. Menos mal que otro liquido untuoso actuó a modo de bálsamo sobre sus heridas y aplacó en parte su inmenso dolor.
Una especie de aspas actuó de modo vertiginoso removiendo todas las partes y tanto el tomate como la lechuga se sintieron desfallecer. De pronto otro objeto plateado con puntas se clavó en sus cuerpos y se vieron volar por el aire hasta llegar a una cavidad oscura. " No temas, estamos entrando en el tunel del amor " dijo el tomate a la lechuga antes de desaparecer en las profundidades.

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