miércoles, junio 18, 2008

La Palmira no sabe leer


La Palmira, un rebujo de capas superpuestas de ropa negra, envuelto todo él por un viejo mantón con flecos de lana gris rata, de la que sobresale la cara cuajada por un enrejeado de venillas color burdeos y un lacio mechón de pelo blanco, empuja la puerta de la churrería de Dos de Mayo. La recibe una varahada de humo caliente con olor a aceite frito que se mezcla con los saludos de los parroquianos. Se acomoda en un rincón de la barra mientras intenta que sus manos entren en calor por la proximidad de la cafetera. Se frota las puntas de los dedos llenos de sabañones, que sobresalen de sus guantes agujereados. Fuera amanece un día más de invierno, lechoso de niebla. Triste noviembre del 75, noviembre de flebitis y parálisis intestinales.
" ¿ Lo de siempre, Palmira ? ". " Sí, rápido que hay que matar el gusanillo antes de volver al puesto. Y entrar un poco en calor, que estás nieblas del Pisuerga se me están clavando en el alma ".
Todos los días de la semana la misma rutina. Rosi pone ante ella la copa de " sol y sombra " que vacía de un trago rápido y después una segunda para desayunar con media docena de churros calentitos que va mojando con delicia en el licor y que hace que, poco a poco, su cuerpo vaya entrando en calor y se calme ese jodido temblor de las manos.
" Palmira, ¿ con que nos mienten hoy los periódicos ? ". " Cállate cabrón, vete luego al puesto y gasta una peseta en el " Norte " y así te enteras de todo ". Se pone de culo a los hombres mientras charla con las verduleras del mercado que está a las traseras del colegio Santiago y se da cuenta de que en un rincón la está mirando ese chico gordito y rubio que de vez en cuando el compra un diario o una revista de esas rojas. Le hace un guiño. Pobre, se ve que tiene pocos cuartos, pues mira mucho las pesetas cuando se para ante el puesto y tarda mucho en decidirse entre el diario o el " Triunfo " o el " Cuadernos para el Diálogo ". Por lo que compra, parece que es de los de la cáscara amarga.
Se despide de la parroquia, sale a la niebla, se arrebuja en el mantón y va calle adelante hasta su puesto de la Plaza de España. Al llegar cerca de los Sindicatos se da cuenta de que la están mirando. " Mierda, está ahí el hijoputa del Chino, ojala se le parta el alma a ese cabrón de mierda. Se ve que los de la Fasa están revueltos ". Sigue hacia delante sin mirar a los lados pero sin perder del vista a ese " madero " que está fumando delante del Gordini rosa que todo el mundo sabe que es un coche de los " secretas ". Al pasar oye una risita, mira de reojo y se da cuenta de que el poli de mierda levanta los puños unidos, como si fuese a esposarla.
" Ten cuidado, oye que escupe al pasar, como sepa que me llamas el Chino, te reviento el puesto ".
Se hace la sorda mientras suelta para su sayo toda la letania de insultos que tiene almacenada. Y mala lengua sí que tiene la Palmira. Pero es más el miedo. Así que tira para delante, da la vuelta a la calle y de un vistazo rápido comprueba que todo está en orden. Cada mañana, muy temprano, coloca cartones en la acera de la Caja de Ahorros y estiende su mercancia. Peridodicos, revistas de colorines, novelas de Corín Tellado y de Lafuente Estefanía, " El Caso " con sus sangrientas portadas....Menos mal que hoy no amenaza lluvia y no ha tenido que refugiarse con todo el género en las escaleras de los Capuchinos que siempre sale el mierdas ese del Hermano Juan, el portero, que dice que se ponga a un lado con sus papeluchos, que no deja sitio para que las beatas entren a misa.
Se sienta en la silla de paja esperando que se paré algún cliente. Las caderas dan guerra. Y mejor no acordarse de las pierna, llenas de varices. La Palmira tiene una pena muy honda. La Palmira, siempre rodeada de letras, no sabe leer.... La Palmira quisiera entender los periódicos para ser la primera en enterarse de que la ha palmado el enano de El Pardo....

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