martes, octubre 18, 2005

Conocerse


La verdad sea dicha, ponerse a estudiar una tarde de primeros de septiembre no es nada apetecible, sabiendo que todo el mundo está pasándoselo bien en la piscina o en las riberas del río, pero siempre estoy sin una perra en el bolsillo para ir a ninguna parte. Cabezadas ante los apuntes de Patología General, conversaciones mortecinas con los compañeros de estudio, vuelo de moscas.....Creo que lo mejor de todo es largarse a dar una vuelta al Campo Grande, entre el frescor de los árboles, con la posibilidad de encontrar una persona con la que pasar un buen rato...
Pero las cosas son como siempre. Un rato sentado en un banco, miras los hombres que ven pasar, alguna mirada furtida, nada en concreto. Un aburrimiento total. Y llegas a la meta de todos los paseos, la mezquita de " Ven-y-mea ", los urinarios donde siempre es posible encontrar alguien perdido como yo, un edificio de ladrillo neo-neo-mudejar que después fue derribado para poner en su lugar un mazacote gris.
Como siempre, entras, miras con miedo....al fondo hay un chico que parece merecer la pena. La vieja rutina, haces que meas, te retiras algo hacia afuera, él hace lo mismo.....os mirais el paquete....No sé quien sale primero, mira hacia atrás, el otro lo sigue. Como siempre.
Rondas por los paseos, se sienta en un banco. Es un chico moreno que mira fijamente, una camisa a rayas rojas que le sienta bien, la prensa en la mano ( " ¿ como puede llevar un periodico facha y una revista progre al tiempo ? " ). Te sientas, empezais a hablar.
" Tengo sitio. ¿ Vamos a mi casa ? ". Comenzais a andar, tienes la sensación de que las cosas ya no son como siempre. Hablais mucho, en principio de cine, una peli medianamente escandalosa para la moral de la época " El detective ".... Llegais a casa. Te ofrece una cerveza caliente que pretende enfriar con unas horrendas bolas heladas de plástico verde. En la galería está su abuelo, pero es sordo, no ve, no te preocupes, no hay ningún problema...
Y las cosas siguen sin ser como siempre. Te lleva a su cuarto oscuro, el laboratorio casero donde revela sus fotos en blanco y negro. Un viejo tocadiscos donde suena Miles Davis, la primera vez que lo oyes. Y haceis el amor bajo la roja luz de revelado y oyendo la " Saeta "...... y comprendes que ya las cosas no son como siempre, que aqui hay algo más. Y te dejas llevar......Por una vez, las cosas no son como siempre. Y te sientes feliz.

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