sábado, febrero 23, 2019

18 días en el Sur de italia. Primera parte

El viaje lo organizamos mirando muchas páginas colgadas en internet y con ayuda de la guía del trotamundos del Sur de Italia que fue muy útil para localizar buenos alojamientos y sitios donde comer bien.











Dia 1. Volamos con Ryanair a Nápoles, via Bergamo. No es cosa de repetirse una vez más sobre las excelencias de la compañía aérea, así que sigamos. El aeropuerto de Bérgamo, pequeño y moderno, es cómodo y accesible. Llegamos al aeropuerto de Nápoles-Capodichino a primera hora de la tarde. Al salir del aeropuerto sorprende el caos que lo rodea, pues las instalaciones están en medio de la ciudad. A la derecha de la salida se coge el micro bus que lleva hasta las agencias de alquiler de coches.
Alquilamos un Ford c-max, una vez más con seguro a todo riesgo para evitar problemas, con la compañía B Rent. Tuvimos la mala fortuna de topar con Giovanni, un menudo y nervioso hombre de media edad que no sé si por mala leche o por una úlcera silente, se encargó de hacer los trámites lentos y desagradables. Mientras a nuestro alrededor los empleados de otras compañías funcionaban correctamente, el nuestro lo hizo a velocidad de caracol.
Al fin en el coche, enfilamos la autopista hasta Roma. Un atardecer maravilloso y un viento tremendo al pasar por las proximidades de Monte Casino. Hicimos noche en un B and B en Ostia Antica que prefiero no recordar. La recepción, situada en una panadería-pastelería-pizzería, era llevada por las dos sufridas empleadas que atendían al público en el mostrador y en las mesas del establecimiento.. Buscamos un sitio cercano para cenar y acertamos con la " Friggitoria ", donde disfrutamos de un pescado excelente.




Dia 2.
Tras el maravilloso desayuno ofertado a través de Booking por el apartamento ( el amplio buffet consistió en un café con leche y un croissant ) nos acercamos al aeropuerto de Roma-Fiumicino, motivo de nuestro rodeo inicial. En el viaje que hicimos el pasado verano a Roma nos dejamos olvidadas las tarjetas de la cámara de fotos en una bandeja al pasar el control de pasaportes. En el aeropuerto guardan los objetos perdidos durante un año pero es preciso recogerlas en persona. La oficina está situada en un extremo del aeropuerto ( en realidad hay dos, una en cada punta del mismo ), pero fuimos a la equivocada y nos tocó esperar una hora a que nos trajesen las tarjetas de la otra oficina. Pero al final aparecieron. Que alivio. Y empezamos de verdad el viaje.










Viajamos hacia el sudoeste a la ciudad de Troia, una pequeña ciudad de montaña en la que soplaba un viento desapacible. Reservamos alojamiento en el B&B Bora, un edificio moderno con una habitación amplia y funcional, con un buen desayuno incluido. 6o euros para tres personas( cuidado con confundirse con la ciudad del mismo nombre en Portugal ). Una ganga. Salimos a recorrer el pueblo en la que destaca su catedral con un hermosísimo rosetón en la portada. Rincones muy bellos, numerosos palacios y un ayuntamiento notable.



Cenamos en Osteria Fra due Terre, un auténtico acierto. El propietario, una persona entre amable y socarrona nos atendió muy bien y la cena fue una maravilla con una gran cantidad de entremeses de la zona, a cada cual más rico y una carne deliciosa. Verdaderamente se siente que las vacaciones van a ir por buen camino.

Día 3.
Nos dirigimos hacia la cercana abadía de san Leonardo de Siponto. Después de muchos años de abandono fue restaurada casi por completo a mediados del siglo pasado, aunque las obras continúan en la actualidad.  Edificio románico de líneas muy puras, presenta una entrada lateral flanqueada por los majestuosos animales que veremos repetirse a lo largo de muchos templos del sur de Italia. Muy cerca está la basílica de santa maria la Maggiore, de similares características  pero que solo se puede ver desde la carretera pues aquello tenía pinta de estar abandonada.




  

Seguimos por la carretera de la costa en dirección a Barletta. En el centro de la ciudad, delante de la iglesia del santo sepulcro se encuentra el Coloso, una enorme estatua en bronce del siglo IV de un emperador bizantino, parte de la cual ( brazos y piernas ) fueron empleados por los dominicos para fundir campanas para la catedral y que posteriormente se restauró.







Callejeamos hasta llegar a la enorme catedral románico-gótica y tras ella y frente al mar, el enorme castillo, de líneas muy sencillas pero de una enorme grandiosidad en una zona ajardinada. Lo mejor es perderse por las calles y entrar en cualquier portal o en las iglesias. Observamos que estas las utilizan también para velar a los muertos y en ese caso están abiertas todo el día. Entras de visita turística y te encuentras al féretro ante el altar mayor y la familia sentada charlando alrededor como si estuviesen en un café.




Acabamos el viaje en Trani donde teníamos reserva en el B & B La Maison, situada en una placita en medio de la ciudad antigua. Localizarla fue algo laborioso pues no se puede aplicar nuestra lógica al callejero. Por ejemplo, la dirección es en un número de una calle. Aparece la calle pero el número buscado, no; preguntas y te dicen que ese número está en una plaza cercana que se llama de por otro nombre... La habitación muy hermosa,amplia y cómoda con vistas espectaculares de la ciudad.





La catedral es espectacular y está emplazada sobre una enorme explanada tras la que bate el mar y frente al castillo svevo. La fachada de la catedral de color blanco rosada es muy bella, en especial con la luz del atardecer. Su interior románico es muy bello y contiene una hermosa cripta. Es de los templos más impresionantes que vimos en este viaje.


Las calles son como en las demás ciudades, no hay que dejar de mirar en todas direcciones pues en cada rincón hay algo que llama la atención. Nos sentamos en una cafetería frente al mar " El marqués " y el zumo de naranja natural que pedí era de puro bote pero el camarero, ofendido tras mi reclamación, vino con el exprimidor en la mano...limpio. Para evitar bronca no le pedí las cáscaras de naranja...Llegamos a los jardines pegados al mar y allí, sobre un promontorio vimos atardecer sobre la catedral dorada y el mar. Indescriptible.
La cena, deliciosa, en " Ai platani " con una pasta sublime y un pescado fresco y delicioso. Una gozada. Felices a la cama.

DÍA 4
Muy buen desayuno en el alojamiento, cuya dueña es encantadora. 90 euros la noche ( siempre para tres personas ). De allí nos fuimos a la cercana ciudad de Molfetta. Aquí la catedral también está situada frente al mar, pero su emplazamiento no es tan espectacular como la anterior. La catedral de estilo románico tiene aspecto de fortaleza flanqueada por dos enormes campanarios y tiene una casa adosada a su costado. El interior es muy sencillo, de líneas muy puras y de una gran belleza.


Recorrimos el pueblo y entramos en varias iglesias y en el mercado del pescado, una locura de voces y de olores. En las afueras se encuentra el Pulo, un enorme anfiteatro natural pero en malas condiciones de seguridad por lo que apenas si pudimos visitarlo.
De allí al interior para visitar Ruvo de Puglia. Era día de mercado y todo el centro de la ciudad estaba ocupado por cientos de tenderetes. La catedral tiene una fachada muy hermosa con el típico rosetón y los animales de piedra que se repiten en todas partes y la torre del campanario es independiente del resto. Su interior apenas pudimos verlo pues, que casualidad, había boda.




La siguiente parada fue en Giovinazzo. Aparcamos en la enorme plaza Vittorio Emanuele  bajo un sol de justicia. En un costado hay un café con un interior espectacular, con cientos y cientos de botellas de licor. Muy cerca está ciudad vieja con su catedral contigua al mar. Las casas de piedra blanquecina, las callejas estrechas y sombrías son muy hermosas. Todos estos pueblos que visitamos se notan reconstruidos recientemente, pero con un buen criterio . Aquí con encontramos con novios por todas partes haciéndoles el reportaje de rigor, incluso utilizando un drom para filmarlos mejor.





La última visita del día fue a Bitonto. Es la ciudad del aceite, pues el de aquí dicen que es el mejor de Italia. Se accede a la ciudad antigua a través de un gran arco  y a su costado se encuentran los restos del castillo. Como pueblo fue el más bello y auténtico del día, con calles retorcidas y montones de rincones muy hermosos. La fachada de la iglesia de las Animas es muy tétrica y espectacular y muy cerca se encuentra la magnífica catedral, con un costado flanqueado por arcadas y una fachada muy bella. Su interior es magnífico con una crítica muy bella y dos hermosos púlpitos que parecen verdaderas filigranas de encaje.+



Llegamos a Bari. Elegimos el B&B " I girasoli " en una casa a las afueras de la ciudad pues nos avisaron que Bari tiene un tráfico caótico y que es muy complicado aparcar en la ciudad. Una habitación amplia con terraza pero con muebles vetustos: En la oferta del alojamiento se ofrecía bebida de recepción gratis y el dueño, encantador en ese momento, apareció con dos botellas pequeñas de vino. Nos indicó el modo de visitar la ciudad.






Con el coche nos acercamos a un aparcamiento disuasorio en donde tomamos un bus que nos dejó en
el centro de la ciudad frente al teatro Margherita, en el límite entre la ciudad vieja y moderna ( poco más de 2 euros parking y bus de ida y vuelta para los tres ). La parte antigua de Bari es muy grande y no se describirla, solo se que hay que venir aquí y perderse por esos cientos de calles, sus rincones insospechados, las plazas iluminadas por la luz de la luna y llenas de bullicio.



Cenamos en "  Al gambero ", un local amplio y frecuentado casi en exclusiva por gente de aquí. Pescado muy rico, comida muy abundante, el dueño que se las sabe todas y con una capacidad de embaucar increible. La factura imposible de descifrar pero el montante no fue mucho para lo bien que cenamos y bebimos. Volvimos en el bus al aparcamiento donde habíamos dejado el coche.^Por las ventanillas vimos putas sentadas en descampados ante fogatas, en una imagen al más puro estilo de Fellini. Al bajar del bus, una inmensa luna roja se reflejaba en el mar. Una delicia.

Día 5
Integro en Bari. Tiene suficientes rincones como para dedicar una jornada como mínimo para visitar la ciudad. Bajamos en el bus hasta el corso Vittorio Emanuele. Por la mañana nos dedicamos a la ciudad vieja, con docenas de sitios interesantes. La ciudad estaba muy limpia y las casas parecen tan pequeñas que se utiliza la calle como una prolongación de la vivienda. Cientos de altarcitos por las calles, unos más cuidados que otros y muchos locales sociales llenos de hombres bebiendo cerveza. La catedral y la basílica de san Nicolás compiten en interés y merecen una visita muy detallada. Muy cerca está uno de los castillos de los tres con los que cuenta la ciudad
.




Comimos en una bocatería espectacular situada a dos pasos del teatro Margherita " Maestro Ciccio ". La barra es una borrachera de imágenes y no sabe uno por que bocata decidirse. Todo bien, en un local bullicioso, donde hay que seguir un turno riguroso pero merece la pena la espera pues es todo sabroso y barato.
La tarde la dedicamos a recorrer las murallas y a visitar la ciudad moderna levantada por Murat cuando fue rey de Nápoles. Il Borgo Muratiano está situado frente al mar y lo forman calles anchas y cuadriculadas con edificios muy hermosos del XIX y XX, teatros y tiendas de moda que ocupan los lugares más emblemáticos. Y que pastelerias...
Como teníamos la panza llena de la comida y los helados nos volvimos al apartamento para cenar fruta y disfrutar de la puesta de sol.





 
NOTA. Por una planificación del viaje no muy adecuada nos perdimos el recorrido por el la zona del Gargano con el magnífico santuario de san Miguel Arcángel y su litoral espléndido...si puedes, no cometas ese error.

Si deseas ver más fotografías de este viaje puedes visitar mi blog de fotos

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