viernes, marzo 30, 2012

Crimen de andar por casa


Es una frase manida decir que la realidad supera muchas veces a la ficción. Pero noticias como estas hubieran hecho las delicias de un Azcona o de un Berlanga para confeccionar un guión esperpéntico para una película tras la que después de verla, todos diríamos con admiración, cuanta imaginación tienen...
Hace unos días y en la ciudad de Alicante, a primeras horas de la noche, los municipales de turno llevaron a una pareja a prestar declaración ante el comisario de guardia. El hombre, un anciano de más de ochenta años vestido con su pijama de franela y un abrigo echado por encima de los hombros y calzado con unas gastadas zapatillas de paño, se encontraba en un estado de gran agitación lo que, unido a que lo habían operado de un cáncer de garganta y tenía hecha una traqueotomía, hacía dificultoso comprender lo que le había sucedido. A su lado, su mujer, una cincuentona también en camisón y con una bata de franela por encima, se encontraba confusa y apenas si levantaba la cabeza, no pudiendo más que balbucir palabras sin sentido.
Tras ellos, llevando el arma del supuesto delito en la mano, venía uno de los municipales que habían acudido al domicilio conyugal al recibir una petición de ayuda.



A requerimiento del comisario, el hombre intentó explicar lo sucedido, para él incomprensible, porque hacía poco más de un mes que se habían casado. Esa noche se metió la pareja en la cama y al cabo de un rato el hombre se despertó y, muy confuso por el sueño o por efecto de las pastillas que tomaba para dormir, se encontró a la mujer subida a horcajadas sobre él, mientras sostenía entre sus manos la arma con la pretendía perpetrar el supuesto crimen: un recipiente usado para hacer lavativas lleno de agua con la cánula de plástico a punto de introducirla por el orificio de la traqueotomía, con el inconfesable afán de ahogarlo en el tálamo conyugal.
Sería fácil adornar la noticia fantasear sobre los motivos que indujesen a este acto, hacer bromas con la posible nacionalidad de la mujer y la disparidad de edades, pero creo que el hecho en sí es tan triste que cada uno puede inventarse una historia a su gusto.

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