viernes, octubre 14, 2011

De la Ribera de Duero a Normandía y Bretaña. II




5º día. 26 de septiembre
Buen desayuno en el hotel. Mañana en ETRETAT. Paseo por la playa y subida ( un pelín jodida, todo sea dicho ) a lo alto de los acantilados desde donde se divisa un panorama maravilloso con el fondo de los acantilados de alabastro brillantes por el sol de la mañana y entre ellos y el mar inmenso y tranquilo está la enorme playa de cantos rodados, las " galettes ".
Seguimos hasta FECAMP cuya Abadía de la Trinidad está integrada en la alcaldía, otra de las joyas del viaje y paseo turístico por delante del palacio del creador del Benedictine, un edificio-tarta de chantilly donde los haya.





Continuamos el viaje siempre por carreteras comarcales, huyendo de las autopistas, hasta VELMONT, un pueblecito en medio de la campiña con restos de una abadía muy interesantes y con unos árboles enormes en el recinto, unos plataneros altos como una casa de cuatro pisos. Pero nos duró poco la visita porque el sitio estaba plagado de monjitas y curitas de aire retro, que no es ambiente de nuestro agrado y salimos de naja. A cada momento tienes ganas de pararte a la vista de las granjas o de los campos cuidados como jardines. Las carreteras están totalmente cubiertas de vegetación y el viaje transcurre bajo la bóveda de los árboles, a veces tienes la sensación de entrar en túneles de verdor.



Seguimos recorriendo la costa de Alabastro, parando cada poco para disfrutar de unas vistas incomparables. St. VALERY-EN-COUX es un pueblo con otra playa inmensa de cantos rodados y un puerto recogido al abrigo de la mar abierta, como en la mayoría de las ciudades. Imagino que los temporales en invierno han de ser grandiosos. Habrá que volver en esa época. Y en todos los puertos, cientos y cientos de barcos deportivos.





Llegamos a VEULES-LES-ROSES, un pueblecito de cuento, lleno de flores por todas partes atravesadode norte a sur por un río cantarín que discurre por medio del pueblo y que es el que tiene el curso más corto de Francia. Poco más de un kilómetro desde el nacimiento al mar. Callejuelas retorcidas bordeando al río, rincones llenos de flores y casitas como de Hansel y Gretel con la fachada de ladrillos envejecidos y los tejados de pizarra. Y la correspondiente iglesia de pueblo llena de encanto.
Camino hacia el interior.



Camino de DIEPPE hicimos una parada en el castillo de ANGO. En un camino secundario, al final de una larga avenida flanqueada por inmensos árboles aparece el palacio renacentista medio abandonado, pero con un encanto enorme. En mitad del patio tiene un gran palomar, el mayor de la Normandía, que parece escapado de un cuento turco. La mujer de la taquilla, al decir. que éramos españoles, se sorprendió y dijo que éramos los primeros que aparecíamos por allí.

A media tarde llegamos a DIEPPE y buscamos el hotel Europa. Funcional y moderno, está situado frente al mar. Pero cobran por adelantado y al salir hay que dejar la llave en recepción.



Dieppe es una ciudad que nos pareció gris y triste, que crece a los piés de un enorme castillo de aspecto amenazador, con sus monumentos más que antiguos, como si estuviesen carcomidos por la polilla. Pero ya era tarde y estaba todo cerrado. Cenamos muy bien una mariscada frente al puerto y nos volvimos a la cama, con la ciudad envuelta en niebla.



6º día. 27 de septiembre
Salimos de DIEPPE temprano porque, al ser martes estaba el castillo cerrado. Hay que recordar que en la inmensa mayoría de edificios públicos franceses el martes es día festivo, a fin de planificar visitas a museos, etc. Había una niebla muy cerrada que desapareció nada más abandonar la ciudad.



El recorrido de la mañana lo dedicamos a recorrer las zonas de turisteo. Cruzamos de DIEPPE a HONFLEUR, de nuevo en la costa, en las proximidades de L´HAVRE. Pueblo turistíco por excelencia, tiene una maravillosa biblioteca frente al puerto pero todo parece de postal así que nos fuimos pronto. Una enorme iglesia construida por completo con madera que nos recordaba a las bisericas rumanas aunque aquí atiborrada de curiososs, las casas con fachadas de pizarra alineadas frente al puerto. Piensas ha debido de ser una pasada cien años atrás, cuando no existíamos los malditos turistas y solo venían pintores locos a recorrerlo. Pero es lo que hay...



Las siguientes paradas fueron en las famosas DEAUVILLE y CABOURG buscando el recuerdo de Proust pero los puestos de souvenirs, las heladerías y toda la pareafernalia que rodea a unas playas turísticas ahogaban toda añoranza. Así que parada, foto y salir pitando.



Llegamos a CAEN a mediodía. Habíamos reservado en el hotel Astrid situado en el medio de la ciudad y la dueña, amable como en todas partes. Mientras nos explicaba todo no podía apartar los ojos de sus dedos cargados de anillos con pedruscos buenos. Como el hotel carecía de parking fuimos en busca de uno público pero, era tal el caos de tráfico en la ciudad, que no hubo modo de localizar ninguno a pesar de dar vueltas y más vueltas. Al final aparcamos frente al hotel en zona azul, pues esta finaliza a las seis de la tarde y dejamos el coche delante de un local llamado " Pantera rosa " con la bandera arcoiris colgada en su puerta.



Subimos el equipaja a la habitación y alimos al trote para empezar la ronda turística pues a las seis se cierran habitualmente todos los monumento. Una tarde bochornosa y nosotros galopando por las calles para visitar primero la Abadía de los Hombres que está anexa al ayuntamiento. O viceversa, que la iglesia fue primera. En muchas ciudades francesas el ayuntamiento se construyó en terrenos de las iglesias y en estas apenas suele haber imagineria antigua, salvo en las iglesias bretonas, imagino que como consecuencia de la Revolución Francesa y en su lugar hay engendros neoclásicos y la foto del Juan Pablo II por todas partes.



Como apretaba el tiempo cruzamos tambien a la carrera la parte antigua en busca de la Abadía de las Mujeres que está en la parte opuesta de la ciudad pero en alto, así que con la calorina tocó cuestear haciendo una parada intermedia en la iglesia de San Pedro situada a los piés del castillo para disfrutar de ella y coger un poco de aliento.



Hacia el final de la tarde recalamos en en patio del castillo para descansar en los jardines y ver como se ponía el sol sobre la ciudad vieja. Cenamos muy cerca, en el casco antiguo en un sitio delicioso, " la Poterne " y nos recogimos rápidos como es habitual, bien animados por el Burdeos de la cena. A la " Pantera rosa ", ni mirarla. Dosis diaria de ibuprofeno para los achaques y a dormir.



7º día. 28 de septiembre
Nos levantamos temprano, como es habitual y compramos el desayuno en una panaderia, los cruasans recién salidos del horno y nos fuimos a tomarlo a los jardines del castillo a la espera de que abriesen el Museo de Bellas Artes de CAEN . Es una visita totalmente prescindible pues, aunque el edificio tiene una bonita estructura, su contenido no es muy allá. Así que visita de médico, recorrido por las murallas del castillo y a seguir viaje.



La primera parada del día fué en BAYEUX. Tras visitar la correspondiente catedral de Notre Dame, de tan acostumbrados a la belleza de los templos, apenas si nos produce impresión a pesar de sus líneas y de la cripta romñanica del subsuelo.




El pueblo es pequeño y nos fuimos en busca del museo donde está expuesto el Tapiz, verdadera causa de nuestra parada, sin saber bien a que debe su fama. La sorpresa fue mayúscula, se trata de una banda de tela tejida de unos setenta metros de largo por medio de ancho donde está bordado en el siglo XI la vida del Guillermo de Normandía desde que era bastardo hasta convertirse en Conquistador y rey de Inglaterra y que es a modo de un inmneso comic con viñetas costumbristas de una belleza única.
Si buscas en google la version animada de David Newton puedes hacerte una pálida idea de su belleza.



Con la cabeza llena de imágenes cambiamos de escenario y nos fuimos a la costa en busca de las Playas del DESEMBARCO. Los bunkers de cemento crecen como setas en medio de los maizales y a uno le cuesta pensar que en un sitio así pudiese haberse generado tanta muerte. Dimos un paseo pensando que en cualquier momento podía salir Yul Briner vestido de coronel de la Gestapo ladrando órdenes. Peliculeros que somos.
Buscamos el cementario americano y tras no pocas vueltas( en este punto la guia Anaya, buena por lo general, no estaba fina ) logramos encontrarlo.



Es un sitio que hay que ver, tal vez para acordarnos una vez más de la sinrazón de las guerras, con esos miles de cruces o estrellas en hileras debajo de las cuales está enterrada una generación de jóvenes que vinieron al matadero por seguir las consignas de los políticos que se estaban rascando los huevos en sus despachos respectivos. Y al pié de los acantilados discurre la inmensa playa de OMAHA, cuyas olas lamieron tanta sangre inutilmente perdida.



En algún sitio lees que solo en la Primera Guerra muerieron más de trescientos mil jóvenes bretones y así hasta en el pueblo más pequeño se pueden ver lápidas donde se ve malogrado todo el mocerío. Una mierda.
El coche tiene la mala costumbre de necesitar gasolina y de pronto nos encontramos en una carretera secundaria, la alarma de combustible encendida y sin rastros de gasolineras. Cunde el pánico y decidimos entrar en un pueblo en busca del ella. Tras muchos intentos con un señor conseguimos hacerle entender que lo que queríamos era " essence " y nos indicó la dirección.



Tras repostar buscamos sitio para comer. Ni a posta nos podía salir mejor. En IVEST encontramos un paraje idílico con una enorme laguna cercana al mar llena de patos y otras aves acuáticas, rodeada de cesped con unos bancos a la sombra donde comer. Una delicia ver el paisaje mientras le dábamos triscos a la baguette con jamón de TREVELEZ. Buen maridaje.



La parada siguiente es COUTANCES. Allí tal vez esté la catedral gótica más bella de Normandía y en la misma calle, hacía el sur, está St. Pierre. Aprieta el tiempo porque tenemos que seguir viaje, la tarde ya está declinando y queremos llegar a la puesta de son el Mont St Michel. Ponemos en el navegador las coordenadas del hotel y al rato comienza el mosqueo. Vamos polr caminos cada vez menores, nos encontramos con una carretra cortada y tras vueltas y más vueltas parece que nos acercamos al punto buscado. Mierda, es una aldea perdida en medio del monte.
Nueva búsqueda y ya al borde del ataque de nervios aparece el hotel reservado, es el Ibis de AVRANCHES. Dejamos las cosas tiradas en la habitación y carrera hasta MONTE ST. MICHEL viendo como el sol cada vez baja más. Creo que de los recuerdos más hermosos del viaje es divisar a lo lejos la conocida silueta del monasterio en medio de bruma tras los campos de maiz.



Aparcamos a unos dos kilómetros de la ciudadela a lo largo de la lengua que la une a tierra disfrutando d ela belleza del paisaje y peleándonos con la nube de mosquitos que se cebaban en todos los turistas. La cámara de fotos echaba casi humo cuando llegamos a las puertas, pero dejamos la visita para la mañana siguiente. Deshicimos el camino, volvimos al hotel donde cenamos bien y a la camita.

2 comentarios:

pequeño dijo...

joder a este ritmo como habreis llegado al dia 15 je je je

Luis Alberto Arribas dijo...

Parece que el itinerario fue preparado por Gila, vaya prisas. Por cierto hace mucho que no voy por Francia ¿ya no hacen foigras ni quesos por allí?