sábado, julio 02, 2011

El 42.237, señores


Sí, no hay error. Es el 42.237. Pedro saca de su cartera el trocito de papel de colorines y relee el número. No te jode. es el mismo. El 42.237, no hay la menor duda. De la cartera sobresalen otros papeles iguales. Son las participaciones de la loteria de Navidad que compró a lo largo de una noche loca y ahora no sabe que hacer para cobrarlos sin que se entere nadie.
Cuando vió que ese número era el premio " gordo " de navidad, tras la sorpresa y la alegría iniciales, se fue abriendo poco a poco en su cabeza la idea de que no podía presentarse con ellos en su banco, porque el cachondeo sería total y en unas horas se habría corrido la noticia por el pueblo y su mujer se iba a enterar de que el dinero de la venta de los terneros no se lo habían robado unos rumanos como le juró y perjuró en su día. Si fuesen unos décimos podría cobrarlos en cualquier sitio sin problemas.
Pero estas jodidas participaciones los compró en " El cisne azul " después de haber gozado como un poseso con aquella puta tan melosa. Y eso que el ron era más falso que la partida de nacimiento de una artista de revistas, pero la mujer se movía como una gata y consiguió sacarle lo que había ganado con la venta de los dos terneros. Al final de la noche dejó alli los doscientos euros que le quedaban a cambió de cuatro participaciones de lotería que la puta se pasó por la entrepierna porque así, como le dijo ella, " seguro que tenés suerte, mi amor ".
Y ahora, desde la mesa, la participación de lotería parece que se esté riendo de él. El 42.237, maldita sea, la única vez en su vida que tiene suerte en un sorteo, piensa que no podrá cobrarlo porque a ver como le explica a la Conchi donde se hizo con él. Se imagina sus gritos de histeria, acusándolo de todo lo malo de este mundo, de que se gasta en putas el pan de sus hijos. Total, para una vez que se le ocurre echarse una cana al aire, se encuentra con este lío entre manos.
Pedro oye el taconeo serrano de su mujer que se acerca por el pasillo y tapa las participaciones y la cartera con el periódico y agarro el mando a distancia de la tele y se pone a disimular que busca un canal. Esta le planta la bandeja con la cena a su lado y se vuelve a la cocina en busca de la suya. Cuando la oye trajinar a lo lejos, esconde la loteria en la cartera y se la mete en el bolsillo rápidamente ante de que reapezca esta en el cuarto de estar.




La pareja comienza a cenar. No hablan, es lo normal, los personajillos que salen cada día se desgañitan mostrando las miserias suyas y ajenas, evitando que ellos se vean obligados a mantener una conversación. Pedro se da cuenta de que su mujer esta muy nerviosa, la siente rebullir inquieta en su asiento y ve por el rabillo del ojo como lleva a la boca la comida con desgana, pero acostumbrado a su forma de ser, no le hace el menor caso y se dedica a rumiar su problema.
De pronto Conchi deja el tenedor al lado del plati y comienza a hipar como una niña pequeña, sus pucheros se ven ahogados en lágrimas y Pedro, sin que sirva de precedente, se ve obligado a pregunmtarle que le pasa. Conchi suelta rosarios de palabras sin sentido, en los que sentremezclan los " lo siento " con " como vas a perdonarme cuando sepas donde de donde han salido " y, haciendo una pausa en la llantina, se saca de la pechera dos papelitos de colores iguales a los que Pedro tiene escondidos en la cartera.
Pedro, tras el sobresalto inicial, se echa a reir, saca la cartera del bolsillo y deposita sus participaciones al lado de las de Conchi. " Creo que vienen del mismo sitio ". " Ahora ya tenemos seis y que él quiera decir algo, que se trague la mierda ". Se funden un abrazo y Pedro, esquivando las babas y las lagrimas de la mujer, echa cuenta mentalmente del pellizco que van a cobrar. A la mañana siguiente, a las nueve en punto hacen guardia esperando que se abra la puerta del banco. " Y de aquí, a una agencia de viajes, que este fin de año lo celebramos en un crucero y que le den popr culo a nuestras familias ", le dice Pedro a la mujer.

1 comentario:

pequeño dijo...

con dos cojones don pedro y ademas ha un crucero