miércoles, junio 22, 2011

19 - J en Graná


Este 19 de junio nos pilló recién llegados a Granada dispuestos a pasar unos días de chicharrina y de turisteo. Aunque no vimos ninguna convocatoria nos imaginamos que la manifa sería a media tarde, como en otras ciudades. Así que a las seis nos lanzamos a la calle a pesar de los treinta y muchos grados de temperatura y a los pocos pasos nos encontramos con unos críos con todo el aspecto de saber del rollo. Les preguntamos donde se concentraba el asunto y nos dijeron que allá lejos, en la Cartuja que no podían explicarnos como ir pero que, si queríamos, podíamos ir con ellos. Pero nos dió corte acompañarlos y les dimos las gracias. La cosa fué fácil, pronto encontramos más personas con aspecto de ir para allá. Jovenes tatuados, pelos largos o rastas, pantalones hindues......vamos, no era fácil confundirse, así que empezamos a seguir a unos y a otros por calles y más calles. Aquello no se acababa nunca, el calor cada vez era mayor y la jodida Cartuja a la que íbamos no sé si era la de Granada o la de Jerez. Finalmente llegamos donde estaba formándose la cabeza de la manifestación, a punto de darnos un jamacuco a causa de la calorina. Pero una vez allí, al ver el buen rollo reinante, se nos pasaron todos los males.




La experiencia ha sido divertida, entrañable, y la manifestación distinta de todas las demás a las que hemos acudido a lo largo de tantos años. Imagino que en los demás sitios haya sido similar. Mucho y bueno a destacar, empezando por el conglomerado de personas que acudimos a la convocatoria.Miles y miles de personas de todo pelaje desde los neohippies, a los padres de familia con toda la prole para inicarla en la libertad o las parejas maduras, de nuestra quinta, que se dirían ( o nos diríamos ) naúfragos del mayo del 68. Gente vestida de modo convencional, como es nuestro caso, con otros de aspecto desharrapado o disfrazados del modo más ingenioso, junto con otras personas que se desplazaban en sillas de ruedas motorizadas. Y por encima de todo, la naturalidad y el aire de alegría y
espontaneidad que reinaba a lo largo de la marcha.



Esta, a diferencia de las manifas organizadas por la asociación al uso, estaba falta de diretrices y cada uno se había hecho la pancarta en un cartón sujeto con un palo de escoba donde lo que importaba era la frase que querían destacar, o se había hecho el muñeco de escayola o cualquier cosa que pudiese atraer la atención.
" Pueblo manso, buen esclavo "
" No hay pan para tantos chorizos "
" Hemos sido los hijos del confort, pero no los apdres del conformismo "
" Fiate de un banco y dormirás en él ".....



Y la música continuamente, con tambores atronando el ambiente alternando con el griterio ensordecedor de los silbatos o las canciones de la gente. O el hombre que cargó con una sulfatadora con la que iba rociando de agua a la gente para alivio del maldito calor. La marcha duró más de tres horas y el río de gente no tenía fin y la alegría tampoco. Lo único que no se sentía era cansancio ni ganas de terminar con la marcha.



Pero todo se termina, al menos de momento. Se rebasó la plaza del Carmen donde no nos dejó parar la policía local que acordonaba la zona para proteger el estrado en el que después recibirían a los futbolistas. Hay que entender de prioridades, nada más importante que el futbol, como pudimos comprobar a lo largo de la noche, por desgracia.
La cabeza de la marcha llegó a la plaza de Mariana Pineda y allí de nuevo nos topamos con los polis locales vestidos como hombres de Harrelson. Algún poder fáctico mandó secar la fuente y ocuparla con un buen número de ellos controlando el interior y en el perímetro de la fuente, adoptando esa actitud tan aguerrida propia de cualquier energúmeno al que doten de uniforme, botas de cuero y armas.



Pero nosotros nos buscábamos la bulla, así que nos fuimos agrupando de modo concéntrico a la fuente englobando en el bullicio a las personas que tomaban el fresco tranquilamente sentadas y a las que pronto, es lo que toca, oimos darnos la razón por tratarse de pensionistas de poco pelo o poca pela. Seguía llegando gente y más gente, todos felices de la tarde y al final, poco a poco, nos fuimos disgregando. Más tarde por esas mismas calles llegó el autobús con los futbolistas en marcha triunfal y sentí una punzada de rabia y otra de envidia al comprobar que allí había mñas personas.

Y los futbolistas sí pudieron subirse a la fuente. Todavía hay clases, doña Baltasara. Ahora, no sé como, desear que este movimiento crezca y crezca para barrer tanta mierda. Pero eso, como todo en esta vida, dependerá de nosotros.
Lo que tengo claro es que nos tienen miedo. Para la prensa cavernícola el día previo eramos malisimos y se habían infiltrado demonios bajo la forma de etarras. Pero al día siguiente no eramos malos, sino que habíamos ido pocos....Miedo, eso es lo que tienen.

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