martes, diciembre 08, 2009

Esto es ser previsores



Durante las pasadas vacaciones en Rumanía en un cementerio contiguo a un monasterio del valle de Olt me llamó la arención la inscripción de una lápida que me apresuré a fotografiar. Pero eso no es novedad porque cuando salgo de vacaciones tengo el síndrome del dedo tonto y disparo con la cámara a todo lo que se mueve o está quieto.
En la lápida han grabado los nombres y la fecha de nacimiento de los dueños, obviamente un matrimonio, pero faltan las fechas de su fallecimiento a la espera de que este se produzca. Y que sea cuanto más tarde, mejor. Como soy tan peliculero me imagino a una pareja de mediana edad eligiendo el terrenito para su último descanso, procurando que esté orientado al sol del poniente y con buenas bvistas al valle por el que fluye el río, del mismo modo que un matrimonio de nuestro entorno elige el apartamento en la costa como segunda vivienda en la que pasar las vacaciones de verano procurando que esté en primera línea de playa.
Todos los años alllegar el aniversario de su boda Toma e Ileana, rodeados de sus hijos y nietos se acercan a dar gracias al monasterio y después de besar los iconos y llenar los cepillos con billetes que tanto les ha costado ganar, compran velas para ponerlas a la entrada de la iglesia en recuerdo de todos los familiares vivos y muertos, " vii y adormitii ". Después suben la cuesta del monte hasta el cercano cementerio cargado de cestas de comida y botellas de vino y de palinka.
Es en otoño, el valle luce con todos los tonos de verdes y dorados, la hierba está llena de nueces y castañas. Extienden los manteles en el suelo y todos se sientan alrededor mientras los perrillos del contorno dan vueltan como peonzas en torno a la gente esperando las sobras. Comen y beben, viven realemente y en su fuero interno esperan tardar muchos años en que otros tengan que grabar las fechas que faltan en su lápida.

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