martes, junio 16, 2009

Si vas a Nueva York papá, cuidado con los apaches


Un gran amigo me pidió información sobre el viaje que hicimos el pasado año a Nueva York. Le preparé una serie de notas y me comentó que podía colgarlas en el blog, por si pueden servir de ayuda a alguien más. Creo que era de los tres culturetas que faltaban por ir allí, pues me resistí fieramente durante años hasta que el pasado verano, claudiqué. Y no me arrepiento. En otra ocasión también había dado el sí justo el mismo mes que se cargaron las Torres Gemelas, así que a última hora cambiamos el destino.

Vamos por partes.
1. Lo primero que hacen los amigos cuando se enteran de tu viaje es meter miedo con el control de entrada. El paso de la aduanda tiene muy mala prensa pero, en mi caso, fué rapido y satisfactorio. Un policía negro de unas dos mil arrobas de peso agilizó el trámite y chapurreó unas palabras de bienvenida en un español de andar por casa. El tema del taxi es seguro, no hay peligro de abusos y la tarifa es fija. Unos 50 dólares hasta el hotel. Otra opción para un grupo amplio es contratar por internet una limusina espectacular por 200 euros y entrar en Manhattan como un astro de cine. Procura fijarte en el número de la licencia del taxi por si dejas algo extraviado en su interior ( en nuestro caso, un móvil ).
2. Si es posible busca un hotel lo más centrico posible en las inmediaciones de Times Square para ahorrar tiempo en desplazamientos. Estuvimos en el " Milford Plaza " de la Octava avenida. Recomenable. Allí nos ofrecieron al llegar la posibilidad de una habitación más amplia con desayuno y conexión a internet por unos 50 dólares por persona y quincena. Merece la pena pues el ahorro es grande con respecto a los deayunos en la calle.
3. Recuerda que allí la luz tiene otra potencia. Imprescindible llevar adapatadores de corriente, pues allí va a 150, por el tema de cargar móviles o pilas de la cámara, uso de maquinas de afeitar, etcetera.
4. Preparados para turistear, guía en mano y con un calzado cómodo hay que ir de cabeza a la parada de metro más próxima para comprar abono de viajes. Los semanales son muy baratos y el metro es muy sencillo. Las avenidas van de norte a sur y las calles las cruzan de derecha a izquierda. Las lineas de metro van hacia el norte ( uptown ) o hacia el sur ( downtowwn ). A medida que subimos hacia el norte ( Harlem ) las calles tienen numeración más alta. Por el contrario, hacia el sur la numeracion va decreciendo. En el metro proporcionan un plano muy completo pero es farragoso pero en las recepciones de los hoteles dan otro pequeño de Manhattan que es enormemente útil pues marca con precisión todas las líneas y las bocas de metro.
5. Hay que caminar mucho y en ocasiones es mejor cruzar tres o cuatro manzanas en lugar de subir y bajar en las bocas de metro. Un ibuprofeno retard con el desayuno o al acostarse alivia bastante. Si se puede, una siesta de una hora a media tarde en el hotel ayuda a seguir el día. En Mercadona venden unas cremas anticelulíticas de efecto frío que usadas para dar un masaje en las piernas antes de acostarse, relajan cantidad.
6. Otra de las cosas imprescindibles antes de iniciar la ronda turística es comprar bonos de museos pues el descuento es grande. En el hall del Metropolitan lo compramos nosotros, hay señoritas que atienden maravillosamente en español ( si sois zotes en inglés como nosotros ). Tiene bonos de cinco días de duración que incluye todos los museos importantes y más ventajas. Por cierto, el Planetario del museo de Historia Natural es una chulada y la colección del Gugen es una estafita....pero hay que ir.
7. La mañana que tengais pensado visitar la Estatua de la Libertad hay que tomar una línea hacia el sur ( dow ). Muy cerca están los embarcaderos, no hay más que seguir a la riada de gente. Sirve uno de los bonos comprados. Si tenéis idea de subir a la estatua hay que reservarlo al menos con una semana de antelación ( por internet es posible ) pues en el día no hay plaza. De todos modos no se puede subir más allá del píe de la estatua por medidas de seguridad.
8. Con otro de los bonos hay acceso al Empire State. Una gran ventaja, con el bono se evita la larguísima cola de la taquilla aunque hay que pasar otra igual de larga para atravesar los controles y subir a la terraza. A medio camino te ofrecerán audioguías en español gratuitas. La mejor hora para subir es a media tarde por aquello de las puestas de sol y demás. Id armados de buena cámara y con los codos a punto para encontrar algún hueco en las balustradas. Las puestas de sol sobre el rio, espectaculares.
9. Imposible volver sin ver un musical. En los bajos de un hotel entre la octava avenida y la calle 48 ( creo que es en esta ) a las tres en punto de la tarde se ponen a la venta las entradas sobrantes para ese día a unos 40 ó 50 % de descuento y se encuentran buenos sitios. El pago, siempre en efectivo. Recomendación personal: si sigue en cartel " Cabaret " no te la pierdas pues es una auténtica pasada de profesionalidad.
10. Una buena opción: cruzar el puente de Brooklyn andando. Media tarde es la hora ideal en caso de calorina y las vistas son muy de película. Es largo, así que llevar agua e ir meados. Ya en Brooklyn si te diriges hacia la izquierda hay un barrio chulo en plan cultureta con librerías y salas de arte y tras seguir una calle que parece sacada de la peli " América " de Sergio Leone se desemboca en una parque sobre el río y al fondo se ven las tìpicas vistas de las pelis de Woody Allen.
Si por contrario, al final del puente giras a la derecha busca la calle Fulton y pronto verás la pizzeria Grimaldi´s con una pizzas de ensueño. Bajando hasta el río hay un embarcadero antiguo y mas vistas típicas para fotografiar. Sitio predilecto para las fotos de boda de los chinos que aparecen en limusinas kilométricas.
11. Y siempre Central Park a cualquier hora del día. Verás a mamás en chandal mientras corren empujando el cochecito de su bebé.
12. Si hay tiempo: cuando bajes a la zona de Union Square buscar Little Ucrania y allí, frente a la iglesia ucraniana, hay una cervecería de mediados del siglo XIX tal cual se fundó, con serrín por los suelos y donde nada más entrar te ponen dos jarras de cerveza negra por persona. El queso Cheddar con aros de cebolla o las hamburguesas son magníficas. Es una buena parada para mediamañana porque volvimos otro día por la noche y no fue posible acercarse por el gentío.
13. Si os quieren vender la moto de oir una misa en Harlem ni se os ocurra contratarla con una agencia de turisteo. Nosotros ya picamos. Venden el miedo que da ese barrio pero en la actualidad están desplazando a los marginales hacia el norte y es seguro. En metro se llega bien y sin problemas. Buscar el domingo por la mañana la iglesia de los Abisinios y ojalá tengais espacio. Si contratais el viaje, os darán tres horas de pseudocircuito en bus, una hora en las gradas de una iglesa de tercera donde cuatro crías dan botes y unos adolescentes cantan espirituales por el módico precio de 120 dólares. Y al final el guía piden con todo descaro propina para él y el conductor.
14. Por último: para rentabilizar el bono de metro dos pequeñas opciones alternativas. Ir en metro hacia el puente de Queensboro y buscar el tranway que cruza el rio hasta la isla de Roosevelt. Vas por el aire sobrevolando el río, el viaje es corto y no cuesta un pavo, las fotos salen chulas y haceis algo fuera de lo normal. Otra posibilidad es coger la línea hasta Long Island, buscar la orilla del río atravesando calles medio abandonadas y fábricas en ruinas hasta llegar a un embarcadero de unos antiguos talleres náuticos desde donde hay una vista de esas de la línea del cielo muy chulas y nada turisteadas.

Y si vais, a pasarlo bien. Los ojos bien abiertos para empaparos de todo y sin importar el dolor de piernas.

1 comentario:

redondeado dijo...

Jo, yo ahora no podría porque precisamente tengo una pienna fastidiada, pero me lo apunto por si en el futuro es posible. Este tipo de recomendaciones ayudan bastante.

La verdad es que con la pierna así me he recorrido Barcelona y Sevilla, pero en tramos de 3 ó 4 días como mucho y sufriendo mogollón. Ahora ya incluso psicológicamente me tira para atrás, sabiendo lo que me dolerá.