miércoles, marzo 04, 2009

La vida que pasa


Día tras día, al llegar o al salir del trabajo observo su cara inexpresiva tras el cristal de la ventana enrejada. Está sentada viendo pasar la vida por una calle de arrabal donde tan solo los días de mercado hay algo más de animación. Una cara de mujer de edad indefinida que no hace un solo gesto y mira sin ver lo que tiene ante ella. Es una persona que no vive la vida, solo la contempla pasar. Al fondo de la habitación se perciben difusas las imágenes de una televisión encendida no sé sabe bien para qué ni para quién.
He preguntado como se llama y no han sabido decirme bien su nombre, tan solo que es una de los " Machucas ", una familia un tanto rara que no nunca se ha hablado con los vecinos . Nadie sabe su nombre ni la edad. Paula dice que es de la su hermana mayor, que tendrá cerca de los cincuenta pero que nunca ha salido de casa, ni cuando era niña para ir a la escuela, ni a ninguna de las misas en las fiestas de San Blas. Se desconoce si es sorda o muda, pues nunca se ha oido una palabra de su boca ni ha respondido a los saludos de los escasos vecinos que pasan ante su ventana. Apenas se mueve, tan solo el gesto mecánico de acariciar a un gato que toma el sol en el alféizar de la ventana. Y así día tras día.
La gente cuenta que vive sola con su madre y que esta se encargaba de meter hombres en su cama cuando era poco más que una niña. Que ya la madre cuando era joven andaba por las viñas para sacarse unas perras de los jornaleros. Pero no hay que fiarse mucho de las habladurías de los pueblos. Ya se sabe que hay malquerencias.
Esta mañana, al bajar del coche he notado que faltaba algo. Al principio no me dí cuenta de lo que sucedía hasta que vi los postigos de la ventana cerrados y ella que no estaba sentada trás el cristal como todas las mañanas. Crucé la calle mirando hacia atrás y todas las persianas de la casa estaban echadas. Al entrar en el trabajo, los compañeros muy agitados me comentan que la pasada madrugada los municipales tuvieron que acudir a casa de los " Machucas " alertados por los vecinos. Un griterio enorme despertó al vecindario y al forzar la entrada de la casa encontraron a la vieja y al gato en un charco de sangre mientras la hija miraba sin ver la televisión que estaba encendida al fondo de la sala. Se llevaron a esta al psiquiátrico donde, al parecer permanece quieta y muda mirando sin ver a través de la ventana enrejada de su habitación.

No hay comentarios: