viernes, abril 27, 2007

" El Mediterraneo, bar-jardin "


" El Mediterráneo. Bar-Jardín " era uno de los locales de moda en el Sitges de principio de los 80, un sitio amable donde charlar tomando una copa mientras se dejaba vagar la vista y se intentaba encontrar una compañia que hiciera menos aburrida la noche. El bar estaba en la calle San Buenaventura y ocupaba el bajo de una vivienda antigua y se abría al patio de la casa, reconvertido en un jardín vallado cuajado de buganvillas y madreselvas reventando de flores, con una barra al fondo, todo ello iluminado con luces tenues.....un oasis para dos mesetarios como nosotros.
Todas las noches después de cenar y antes de irnos de recogida al camping, nos acercábamos por allí para tomar una cerveza y respirar un poco de libertad. Una de ellas le preguntamos al camarero si nos podía indicar algún bar con espectaculo para tomar una copa y conocer un poco más la " fauna " local. Nos recomendó un pub en una calle cercana y no sé si esa noche o la siguiente, nos fuimos allí.
Estaba situado en un sotano mal iluminado, al que se bajaba por unas escaleras descoloridas. Taburetes de skay, luces rojas y verdes, mesas hechas con aglomerado y bebidas de garrafón.
El elenco lo formaban tres travesties que actuaban con playback haciendo las típicas parodias de la Montiel o de la Piquer, alternando con chistes más o menos picantes. Desgraciadamente habíamos elegido mal la noche porque el local estaba casi vacío y los altavoces fallaban continuamente, con lo que el ambiente era tremendamente aburrido.
Uno de los artistas era el joven guapo y descarado al que intentaban atraer los otros dos. El segundo, también era joven pero desgardado y sin gracia, el feo del grupo y el que recibía todos los palos. El tercero era un hombre mayor, gordó y decrépito que imitaba a la Caballé y del que todo el tiempo se reían los otros dos.
Nos marchamos muy pronto, con una sensación de desánimo grande y nos pasamos todo el resto de la noche y el día siguiente comentando lo que habíamos visto. Sobretodo sentíamos una pena tremenda del hombre mayor, pobre, a que extremos había tenido que llegar para sobrevivir como artista haciendo de bufón.....
A la noche siguiente, ya en el " Mediterráneo " le comentamos al camarero lo que habíamos visto y la pena que nos había dado el hombre mayor.....Se echó a reir y nos dijo que no había motivo para apenarse. Se trataba de uno de los mejores dentistas de Barcelona que, entre otras muchas propiedades, era dueño del edificio de 7 u 8 plantas de apartamentos en el que estaba la sala de fiestas y que utilizaba el espectáculo solo para su diversión y lucimiento......una vez más, nos habíamos hecho la pelicula equivocada......

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