miércoles, noviembre 01, 2006

LAS DOS PRIMAS


Pilarina y su prima la Chora nunca han sido mujeres de iglesia, pero entrar en el Carmen Extramuros es otra cosa, por algo es la iglesia que está en las afueras del cementerio y alli es donde están la abuela Clemen y la tia Esperanza enterradas. Un día de invierno, tras repartir las flores entre todas las personas queridas, siguiendo siempre un orden inamovible de acuerdo a la jerarquia que da el cariño y la añoranza, se meten las dos primas en la iglesia en busca de algo da calor, pues hasta las palabras se escarchan en la boca.
Hay muy poca luz, apenas las velas del altar iluminan al cura que dice misa al pié del camarín donde está la virgen, rodeado por las sombras de unas pocas personas desperdigadas por los bancos de la iglesia. Las dos se sientan en un banco a cuchichear y descansar un rato. Se frotan las manos, se soplan los dedos llenos de sabañanes, sin dejar de curiorear a su alrededor. El cura abre el sagrario y se dispone a dar la comunión. Mira hacia la gente pero nadie se adelanta a comulgar y, después de un momento de vacilación, se dispone a guardar el copón en el sagrario.
De pronto la Chora siente lástima del cura, le da un codazo a su prima, le dice que la siga y van las dos muy formales a comulgar. Cruzan la iglesia muy serias hasta donde está el sacerdote. Comulgan.
Se vuelven con recogimiento, se sientan en el banco y de pronto la Chora se saca la hostia de la boca y ¡¡ plaff ¡¡ la pega de un manotazo bajo del banco.
" ¿ Que haces ? " le pregunta sorprendida la Pilarina.
" ¿ Has visto que uñas más negras tenía el tio marrano ?" respondió llena de razón la Chora.

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