miércoles, octubre 12, 2005

¡¡¡¡ Ay el dinero !!!!



¿ Que sentirías hoy día si, siendo un crío, te encontrases con un billete de 100 euros tirado en la calle ?. Pues eso mismo sentí cuando una mañana me encontré un billete de 25 pesetas al pié de la fuente de San Antonio?. Un arrugado billete de cinco duros de color morado y que ¡¡¡ maravilla de las maravillas ¡¡¡ estaba en el suelo enfrente mismo de la pasteleria de la Plaza del Campo.
No sé cuantas delicias me permitió comprar los días que tardé en gastar la mayoría del dinero, pero sí recuerdo que los bollos suizos valían cincuenta céntimos y había unos caramelos en forma de vieira con una cubierta de oblea y que eran la mayor de las delicias pues se podían chupar durante mucho tiempo.
En casa no se enteraron del hallazgo hasta que me quedaba muy poco dinero para gastar y, como era de rigor, hubo la consiguiente panadera, no sé muy bien si por no ser honrado y no intentar devolver el dinero a su legítimo dueño o por gastármelo sin decir nada a nadie. Y la gente se pensará que siempre digo que me zurraban, pero es que eso estaba a la orden del día. Era una terapia muy barata, pues permitía a las madres liberar tensiones sin necesidad de recurrir a los valium. Una azotaina bien dada ( a mano o, para evitarse dolores, con la socorrida zapatilla ) unido a una buena regañina era mano de santo para dejar relajadas a nuestras benditas madres. Esto unido a expresiones tales como " deberías besar por donde piso " o " una madre cobija a cien hijos y cien hijos no cuidan a una madre " y demás repertorio las dejaba como rosas.
Claro que hubo más fechorías de las que no se enteraban. Por ejemplo, estaban los sobrecitos que nos daban en el Instituto para recaudar fondos con los que poder bautizar a los pobrecitos infieles. El bueno de Don Pedro, el cura que llevaba lo de las Misiones, nos daba unos sobrecitos de color salmón para llevarlas a casa y pedir una ayuda. Era facilísimo abrirlos, quedarse con parte del dinero y volverlos a pegar con cola. Tan fácil como meter un cuchillo por la ranura de la hucha en forma de cabeza del chinito o del negrito para sacar parte del dinero recuadado....Y, mira que casualidad, frente al Instituto había un bar donde preparaban unos deliciosos bocadillos de mejillones en escabeche por dos pesetas...
Siempre lo he pensado pero acabaré condenandome a causa del triperio.....

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