miércoles, diciembre 21, 2011

El sueño de Juan


Es una de esas tardes de domingo que engañas la siesta delante del ordenador. De pronto, en la pantalla, aparece el saludo de un desconocido. Respondes sin saber de quién se trata. Inicialmente, el diálogo sigue el camino trillado.
" Hola buenas. ¿ Como va la tarde ? ".
" Hola. Todo bien ".
" Yo aquí, pasando la tarde ".
" Sí, me sucede lo mismo ".
" Veo que eres de Alicante ".
" Sí, bueno, aquí vivo pero soy gallego ".
" ¡ No jodas ¡. ¿ De donde ?. "
" De O Barco, en Ourense, de allí era mi madre ".
" Pero sí de allí era mi abuelo y también nació mi madre ".
En fin. Casualidades de una tarde de aburrimiento. Respondes a un saludo por simple cortesía y encuentras a una persona que no conoces y a la que todavía no le pones cara a no se sabe cuantos kilómetros pero en la que, de pronto, comienzas a poner interés.



Te cuenta su historia. Vive en Barcelona con sus padres que son ya muy mayores. O mejor, son sus padres los que viven gracias a él. Su madre salió de O Barco siendo muy niña en circunstancias trágicas. Ahora, ya octogenaria, lucha contra las tinieblas del Alhzeimer y mi nuevo amigo quisiera saber algo más de su pasado antes de que se pierda por completo su memoria. Las vacaciones pasadas estuvo en el pueblo buscando algún dato pero no encontró nada ni nadie que le ayudase. Solo supo que los franquistas habían puesto el nombre de su abuelo a una calle pero que, con la llegada de nuevos aires, se la quitaron.
Me dice que su abuelo fué asesinado durante la Guerra y, en cuanto me da el nombre, me viene a la memoria una de las historias que oí contar a mi madre. Ese hombre era el criado de una de las familias ricas del pueblo, que andaba siempre dando vivas a la Falange y metiéndose con los " rojos ", por lo que acabó de mala manera.
Me habla de sus angustias y del deseo de saber algo más de sus orígenes, del deseo de que su madre se lleve con ella algún recuerdo más. Nos despedimos tras prometerle interesarme por el tema y pronto conocimos un poco más de la historia.



Es el verano del 36. Hay en el ambiente aires de guerra y los franquistas se sienten crecidos. Este hombre que trabajaba como peón en la finca del juez de paz, se sentía exhultante ante la posibilidad de que llegasen " los suyos " y eso le daba patente de corso para dar plantarle cara a todo el mundo, alardeando de lo que iban a hacer con todos esos rojos de mierda. Mujeriego según cuentan, encontró la muerte por un disparo en la sién a la puerta de una taberna donde había estado bebiendo.
Una noticia excueta aparece en el diario " La Región " de Orense de ese día narrando los hechos. 14 de julio de 1936. En El Barc0 de Valdeorras ha sido asesinado a tiros Castor...El supuesto autor del asesinato Juan D. ha sido detenido por la guardia civil. Se ignoran las causas del crimen porque no hubo discusión alguna entre ambos, aunque eran de ideologia política opuesta ". Por apenas unos pocos días se perdió la rebelión y rápida victoria de los suyos en Galicia.



Me pongo en contacto con Angel, un familiar que vive en el pueblo y lo intereso en el asunto. Sin problemas me consigue una copia de los certificados de defunción del juzgado y de la iglesia. En el primero se dan los datos de su nacimiento en un pueblo cercano, la edad y en su estado civil se dice que está casado por la iglesia. Porque en esta, tras repetir los mismos datos iniciales, dice que es un hombre soltero que vive amancebado con una mujer con la que tiene una hija. No concuerdan los datos, aunque el de iglesia parece estar falseado. Angel añade que ha hablado con personas mayores que recuerdan el caso y que confirman lo que ya sabemos. Castor era un hombre joven, muy vital y pendenciero, que trabaja para una de las familias más conservadoras de la zona, con gran labia lo que le confería mucho éxito entre las mujeres.
Es poco más lo que puedo decirle a Juan pero ahora tenemos la copia de los certificados, el nombre del asesino y las circunstancias en que sucedió todo.



Un día, ya con más confianza, Juan me cuenta de un sueño que ha tenido reiteradamente. En él se encuenta con un hombre mayor, de barba blanca que está sentado a la orilla de un río y con el que entabla charla, contando su eterna historia, la búsqueda de sus raices. Y este hombre le asegura que él podrá ayudarlo. Cuando vió mi foto supo que yo tenía que ser la persona de su sueño.

1 comentario:

pequeño dijo...

joder que bonito