jueves, octubre 20, 2011

De la Ribera de Duero a Normandía y Bretaña. IV y último

Día 11. 2 de octubre



Tal vez sea esta la jornada más densa, la que más recuerdos bellos ha dejado en mi. Partiendo de una ciudad tan anodina como BREST recorrimos los denominados ENCLOS PAROISSIEUX, cada uno con una peculiaridad que lo diferenciaba del anterior, no sé si mejor o peor, pero todos impresionantes. En estos enclaves parroquiales hay un conjunto de calvarios en las inmediaciones de las iglesias, en las cuales se conserva una rica imaginiería, a diferencia de los otros templos visitados anteriormente. Son lugares sagrados, la mayoría del XVI o XVII, epoca de gran bonanza económica y constan, además de la iglesia, de una entrada triunfal, el osario y el calvario labrados en una piedra especial llamada " kersantite " que es muy ductil para labrar y resistente a las inclemencias del tiempo ( San Google siempre ayuda ).


La primera etapa es PLOUGASTEL-DAULAS, que solo conserva un impresionante calvario contiguo a una iglesia reciénte y horrorosa.



Aunque no está incluido en el listado de enclavez parroquiales, no puede evitarse esta parada. Salimos del pueblo por una carretera que era como un tunel oscuro rodeado de verdor por todas partes y que, de repente, se abre a la autovía.
De allí a LANDERNEAU para ver el puente medieval de Róhan ( suena a El señor de los anillos ), uno de los pocos que sigue habitado en la actualidad.


De aquí ya fuimos todo el tiempo a través de pequeñas carreteras siguiendo los enclaves principales. Continuamos el recorrido y seguimos
a lo largo del día hasta un total de diez paradas desde PENCRAN a PLOUGONVEN, recorriendo cada uno de los enclaves señalizados, unos más bellos que otros o más completos, pero cada uno con un encanto especial, pero considero que sería tedioso describir pormenorizado cada uno.



Día 11. 2 de octubre


A mediodía paramos a la entrada del bosque de HUELGOAT, una arboleda inmensa de robles y encinas de una gran frondosidad. Si ahora, tras un verano tan seco esto está tan verde, cuesta imaginarlo en pleno invierno. Nos comimos un bocata con la pertinente baguette y, si mal no recuerdo, con un chorizo gallego de matanza. Nada mejor para combatir los treinta y tantos grados.



Llegamos a HUELGOAT e hicimos una parada en un bar cuya terraza estaba sobre el río FAO. Este es un lugar donde hay unas rocas enormes que adquieren formas extrañas, con pasadijos, grutas y pequeños despeñaderos. En la llamada " gruta del diablo " se ve el nacimiento del río en el fondo de un pozo angosto rodeado por peñascos.



Estas enormes rocas dicen que fueron arrojadas por el gigante Gargantúa en un arrebato de cólera y hasta el rey Arturo dicen que anduvo por estas tierras con los caballeros de la Tabla Redonda. Por la cantidad de gente que andábamos por allí parecía un parque tematico.
Terminamos la ruta de los enclaves en PLEYBEN donde había uno de los más monumentales viacrucis y con una iglesia muy bella que tiene dos campanarios y el correspondiente osario renacencista.



Se acabaron las iglesias y seguimos hasta LOCRONAN pues es indispensable visitar su Grand´Place, tal vez uno de los rincones más bellos de BRETAÑA.




Todo el pueblo conserva la estructura del XVII con hermosas casonas de piedra y rincones de gran belleza y que no está adulterado por el turismo. La gran iglesia de St. Ronan estaba todavía abierta a pesar dela hora y pudimos disfrutar comodamente de la visita.
De allí a la costa pues queríamos ver la puesta de sol en el CABO DE RAZ.



Pero todavía tuve unos minutos para hacer una parada en medio del camino y fotografiar otro crucero al borde de la carretera en el pueblo CONFORT-MEILAC. Reconozco que soy insaciable y eso de hacer fotos me lo tenía que mirar.
En AUDIERNE habíamos reservado un apartamento en Residelia " An Dohar " un complejo de verano muy chulo y sorprendemente muy barato. Salimos en busca del cabo disfrutar de la puesta de sol, pero esta visto que estos sitios no nos son propicios, como días antes en CAP FREHEL pues nos liamos a dar vueltas por caminos vecinales en busca del mar y finalmente nos detuvimos en una playa solitaria y salvaje para ver como el sol se metía en el horizonte.



Para compensar la pena volvimos a AUDIERNE y allí cenamos en el Cafe del Puerto a base de pescado fresco, todo muy bueno, especialmente una vieira a la bretona que estaba deliciosa. Y a dormir, que mañana toca más.

Día 12. 3 de octubre



Después desayunar en una panadería un tanque de café con leche con los correspondientes cruasans recién hechos, salimos en busca de la PUNTA DE RAZ. La mañana estaba metida en niebla y apenas se veía.



Todo el tiempo se pasó Alfonso quejándose de que la BRETAÑA sin lluvia o sin cielos oscuros no era lo mismo, pues hoy le hicieron caso. De día fué más fácil llegar hasta el aparcamiento donde empieza la ruta hasta los acantilados.



La niebla cada vez estaba más baja y era de esas " meonas " que empapan. Un paseo por entre brezos y tojos con la niebla baja que daba un aspecto fantasmagórico al paisaje. Entre el camino de 10 y de 20 minutos es obvio que elegimos el primero. Pero se ve que el que cronometró el tiempo era algún olímpico pues al cabo de media hora lo más que divisamos fue el faro y el monumento a Nuestra Señora de los Naúfragos.



Dado que llevábamos más de media hora caminando y todavía faltaba otro tanto y con la conciencia de que, si llegábamos, no íbamos a ver un carajo, desandamos el camino mientras yo iba comiendo moras maduras.



Como es lógico, a los pocos kilómetros hacía un sol maravilloso.
De allí nos fuimos a conocer QUIMPER. Como siempre aparcamos en el mismo centro de la ciudad y empezamos el recorrido.



Por desgracia acababan de cerrar la catedral y nos contentamos con recorrerla por fuera. Después callejeamos por la consabidas calles con empedrado de piedra y las casas " en linterna ".



En el mercado compramos unos pasteles deliciosos que más tarde cayeron cuando hicimos la parada para comer.
Y comimos en CONCARNAU, sentados en un banco frente al mar y con la famosa " Ville- close a nuestro costado.



Los bocatas supieron a gloria y los susodichos pasteles más aún pero las gaviotas nos rondaban peligrosamente dispuestos a arrebatarnos la comida al menor descuido. Había una gaviota vieja y gris que era el terror de las demás y que era como el gendarme del cotarro y que se zampaba todo lo que dejábamos caer.



Con la tripa llena dimos un paseo por la ciudadela pero lo verdaderamente hermoso es el exterior de la misma pues, una vez que entras en ella desembocas en una calle llena de las consabidas tiendas de turisteo pero que, sim embargo, no pueden ocultar la belleza de las casas que ocupan.



La siguiente parada fue en PONT-AVEN un bella ciudad atravesada por un río donde hay antiguos molinos y en donde vivió y pintó Gauguin. Tiendas de conservas de pescado artesanales y de las famosas galletas por todas partes. Me arrepiento de no haber caido en la tentación.



Llegamos a CARNAC a media tarde, justo cuando cerraban la visita a los cercados de menhires pero, dado que están a la vista desde la carretera, paseamos un buen rato recorriendo primero la " alineación de Menec " y después las de Kermario y de Kerlescan.



Son impresionantes esas hileras de menhires, filas de cientos de piedras erguidas desde tiempo inmemorial y que siguen ahí. No te explicas como la rapiña de la gente no las derribó para uso propio y para mí, ese un misterio tan grande que el motivo por el que se crearon estas formaciones.



Dejamos la carretera y através de un camino en el bosque llegamos donde está el " gigante de Manio ", un menhir de unos seis metros de alto.




Un poco cansados de tanta piedra buscamos el hotel, ya cerca del mar. " La licorne ", el unicornio. Un bello nombre para un buen hotel.



La dueña que parecía salida de una película de Trufaut nos recomendó cenar en " Le fragate ". Un acierto. Los lomos de salmonete en salsa de azafrán tardaré en olvidarlos. Y de allí, como siempre, a la cama de cabeza.

Día 13. 4 octubre
Tras dejr el hotel recorrimos la península de QUIBERON unida a tierra por un istmo artificial en el que se divisa el mar a ambos lados. Ya en la península, el mar es bravo y el paisaje adquiere unos aspectos de gran fuerza, fuertes acantilados rojizos, islotes y cantidad de aves acuáticas.



A pesar de que hay multitud de pequeñas playas, está prohidido el baño en la zona, dada la fuerza con la que bate el mar. Si esto es así en verano, en pleno invierno nos imaginamos un espectáculo apoteósico.

La siguiente parada del día fue en LOCMARIAQUER, por si no estábamos cansados de ver pedruscos.



En un recinto está agrupados el Gran menhir rojo o " piedra de las brujas ", de uno 20 metros de longuitud y que está fragmentado en varias partes, la " mesa de los comerciantes " que es un inmenso dolmen reconsturido y un túmulo de 170 metros de largo.




Verdaderamente este tipo de monumentos no son lo que más me puede agradar, pero no hay que dejar nada en el tintero.

Llegamos a VANNES y dimos un paseo por la ciudad. El casco viejo tiene unos edificios bien restaurados y no tienen nada que envidiar a todos los que hemos visto en otras ciudades.



En la catedral está enterrado San Vicente Ferrer, el santo valenciano que se fué a morir tan lejos, después de estar persiguiendo a moros y judios por todas partes.



Su capilla es de una sencillez espartana, en contraste con nuestro espíritu fallero, sin dorados ni oropeles. Un paseo por sus calles y el recorrido de las murallas completaron la visita.



En NANTES acabamos el turisteo. Llegamos a mediodía y empezamos el recorrido por la catedral, como habitualmente.



El centro de la ciudad estaba ocupado por el recinto ferial y llegamos justamente el último día.
La catedral es imponente, tan grande y tan blanca que apabulla. Sus inmensas columnas góticas y la amplitud de sus naves te hacen sentir como una hormiga.





En el lado derecho del crucero está la tumba de Francisco II y de su mujer, de una gran belleza pero no puedo evitar compararlo con otro, el de la cartuja de Miraflores en Burgos que lo supera infinitamente en belleza.




En el izquierdo otra gran tumba de un general pontificio que se partió los huevos peleando con los argelinos.



De allí al magnífico castillo de los Duques de Bretaña, un completo arquitectónico precioso. Un amplio foso con agua rodea los muros del recinto y en su interior hay diversos edificios pero me quedé prendado de las chimeneas que coronan el llamado " petit gouvernement ", un sencillo edificio renacentista.




Recorrimos todo el recinto y subimos a las murallas desde donde se divisa un precioso ejercicio modernista. Es la antigua fábrica de galletas " Lu ". Una preciosidad.



Seguimos paseando por las calles de la parte antigua y se ve que NANTES es ya una gran ciudad, con tiendas modernas, de diseño. Callejeamos por plazas y calles llenas de vida.



Buscamos el " pasaje Pommeraye " una galeria comercial de tres pisos que salva el desnivel entre las calles delanteras y trasera. Muchas tiendas " pijas " en su interior y mucha gente paseando por su interior. En una chocaletería de lujo compramos una caja de bombones para la vuelta.



Nos sentamos a descansar en la plaza ante la Fnac y una vez más una cervezorra bien fría fue el contrapunto adecuado.



Y esto se acaba. Nos volvimos al coche para dirigirnos a NIORT, con el fin de acortar kilómetros para la vuelta. Pusimos las coordenadas del hotel en el navegador y todo bien al principio. Nos sacó de la autovia y empezamos a recorrer carreteras cada vez más secundarias hasta llegar a un camino vecinal. El mosqueo era total y finalemente nos dejó en el punto indicado: un maizal. Vuelta a buscar el hotel y finalmente nos llevó a él. Un hotel de carretera " La solana " llena de comerciales de viajes y ejecutivos de segunda. Cenamos en una pizzeria contigua al hotel pues ya no queríamos movernos más. A la cama. Se acabó lo bueno del viaje. Mañana, a casa.

Día 14. 5 octubre, San Froilán
Nos levantamos temprano. Se acabó el turisteo. En el viaje de vuelta, como siempre, sentado comodamente en el asiento de retaguardia n me tenía que preocupar de la conducción. En la proximidades de BURDEOS comencé a dar la matraca con que era una ciudad muy hermosa y que la Esplanada de Quincoques era la mayor plaza de Europa, pero no me hicieron caso y no hubo visita a la ciudad.



Paramos poco después de pasar la frontera a tomar el menú del día en un bar de carretera y que, sorprendentemente no tenía nada que ver con las habituales comidas plastificadas de las áreas de servicio y seguimos hasta BURGOS donde pasamos un buen rato en casa de unos muy buenos amigos, contando anécdotas del viaje. Para pagar la acogida, con café y pasteles, nuestra amiga nos endilgó el vídeo de la boda de su sobrina. Todo sea por la amistad.



Y ya poco despues, mediada la tarde, llegamos a casa en la Ribera del Duero. Detrás quedan unos cuatro mil kilómetros, millones de recuerdos y unas cuatro mil fotografías que puedo enseñártelas si estás díspuesto. Eso sí, después de haberte preparado un abuen arrocito.

2 comentarios:

pequeño dijo...

yo a eso me apunto je je je

Anónimo dijo...

Precioso el viaje, no lo he visto nunca pero con tus descripciones y fotografias es como si hubiese estado, fascinante