viernes, mayo 15, 2009

CERRADO POR VACACIONES



I. Hola lector despistado o amigo incondicional. Nos vamos unos días de vacaciones y a la vuelta espero tener algo que contar porque, la verdad, estoy en fase de sequía imaginativa. Por eso si tienes alguna idea y me la regalas para desarrollarla o estrangularla ( dependiendo de como sepa desenvolverme con ella ), te agradezco que me la dejes en el buzón de comentarios. Gracias y un abrazo.

II. Hermano pequeño, tu ya te sabes la historia de Puck, pero voy a contarla por si alguno quiere leerla. En nuestra casa hubo una primera Puck, una perra mucho más elegante que esta, una auténtica dama de las mejores familias de " basset " ingleses pues en su pedigrí había hasta una lady. Cuando nos trasladamos al Levante se vino con nosotros, pero ya estaba muy acahacosa y apenas podía correrr. Un día dejé la verja del camino abierto e, intrépida como era, se fué renqueante a ver mundo pero no pasó de la primera curva de la carretera y allí la encontramos sesgada al medio. Ya sé que esto puede parecer una memez a aquellos que no tienen animales, pero fué un trago muy amargo.
Al cabo de poco tiempo, una tarde de domingo, se presentaron en casa unos amigos de la Protectora de animales llevando una perra pequeñaja y asustada con el encargo de que llevarla al día siguiente a la veterinaria, pues había que esterilizarla. Era una perra callejera que habían encontrado en un contenedor de basura, lo que en Galicia se llama un " can de palleiro " o " un mil leches " de raza indefinida. Se escondía tras nuestra amiga y no había modo de tocarla sin que se estremeciese de miedo.
Se fueron nuestros amigos y, en cuanto nos quedamos solos con ella, salió huyendo como un cohete y se coló por debajo de la verja de entrada. Fuimos tras ella y estaba al otro lado del camino, sobre un montículo de tierra sin huir campo a través, pero sin dejarnos acercar a ella. Cada metro que avanzábamos, la perra retrocedía otro, pero siempre sin perdernos de vista. Después de una hora de seguir con el juego de aproximación y retroceso y, en vista de que no había forma de cogerla, hicimos volver a nuestros amigos. En cuanto aparecieron por el camino, la perra se acercó como una flecha a ellos y se dejó traer a casa.
Imagino que su aire desválido y esa mirada de niño de orfelinato hizo que nos prendáramos de ella. Por eso, cuando por la noche Alfonso dijo " podiamos quedarnos con ella " pude responderle " ya lo sabía ". Y el dimos el mismo nombre que a aquella primera perra que tanta alegría nos proporcionó.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

anda que no tendras historias que poder contar ahora

cal_2 dijo...

pues no, no tengo.....y ni jodio caso de nadie....pos vaya

Anónimo dijo...

yo te diria que le hagas un articulito de esos a esa maravillosa perrita de la foto que esta para comersela.

Anónimo dijo...

ves como si que te salen historias y solo es ponerse animo mi niño que que voy a hacer yo sin tus historieta