miércoles, marzo 25, 2009

Lee " ARRUGAS "


Hace poco tiempo que un libro cayó en mis manos, tal vez el mejor regalo que me hayan hecho en los últimos tiempos. Se trata de " Arrugas " cuyo autor es Paco Roca, premio nacional del comic del 2008 editado por Astiberri y que te recomiendo leer como sea.
Nunca unas viñetas me habían impresionado tanto, tiene mucha más fuerza que cualquier tratado erudito sobre el tema del Alzheimer, es un viaje por el mundo perdido de la memoria, es un canto final a la amistad que está por encima de la decrepitud que nos acecha, es pura poesía como cuando el novio " tramposo " atrapa una nube para su amada. No pretendo ejercer de crítico, sería un despropósito, pero si alguno de los que leen esto se anima a buscar " Arrugas " comprenderá todo lo que quiero expresar.
Cada día siento más el paso del tiempo, muchas veces más trote ligero que caminar pausado, el cuerpo se acostumbra a los dolores, pero no obedece a los deseos como antes. Quieres hacer un esfuerzo y el cuerpo dice que no.
Pero eso no importa, es algo que ya tengo asumido, lo que verdaderamente me aterra no es la decrepitud corporal, uno se consuela con eso de que la arruga es bella, o que el que tuvo retuvo, lo que me asusta el el deterioro intelectual, el olvido cada vez más frecuente de las cosas cotidianas, inicar un paso y dejar el pie en el aire porque no sabes a donde vas. Abrir la pantalla del ordenador y dejar el dedo en el teclado porque se te olvida lo que hace un segundo era tan importante encontrar.
Y el miedo a que se agosten las ideas, que se apague el deseo de rebelarse ante las injusticias, de acomodarse a todo, de tragar la mierda cotidiana. Siempre ha sido como una meta en la vida: que se apague el cuerpo, pero que las ideas sigan siendo frescas. Conservar la persona amada y ese pequeño puñado de amigos que son tan importantes como el amor.
Y un miedo por encima de todos los miedos. Perder a la persona que siempre me ha dado vida y me ha enseñado a vivir la mía, a abrirme a los demás y compartir todo lo que soy, todo lo que somos. Sé que mientras estemos juntos todo tendrá solución. Y si no estamos, también. Mientras, mañana saldrá el sol de nuevo.
Ya es mañana. Hace un día de sol maravilloso y todo está bañado por su luz. Vivimos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De pequeño, allá en el pueblo, los miedos infantiles siempre llegaban con la noche. Pero había un horror especial, un frío helador que no apaciguaban ni las pesadas mantas de lana ni sentir el cuerpo caliente de los otros hermanos compartiendo el lecho conyugal. Cuando padre trabajaba en el turno de noche en la mina, la angustia de su mujer, el miedo a perder a su ser más querido, al sustento de la familia, lo transmitía de una manera animal en un abrazo que abarcaba hasta la amanecida a sus tres hijos. Han pasado muchas décadas y recuerdo nítidamente el grito desgarrador de mi madre al oír la portezuela de un coche en la madrugada. Pensando, equivocadamente, que traían a su marido malherido o muerto, lo llamó de manera tan desgarradora que nos hizo llorar a los tres, abrazados. Desde esa noche, hace más de cuarenta años, me traspasó su miedo a perder a su marido (mi padre).

PD: (El destino ha querido que aún lo tenga a mi lado)