jueves, febrero 19, 2009

La ladrona de sueños


Es una hermosa noche de finales de julio, una enorme luna baña el barrio de casitas que se encuentra en el extremo sur de la ciudad. El cielo esta tachonado de estrellas y de vez en cuando se ve un destello oblícuo producido por un cometa fugaz o tal vez por un avión que baja en busca del cercano aeropuerto. Más allá, tras un farallón blanquecino formado por los bloques de apartamentos, está la masa inquietante del mar. Apenas se ve ya alguna luz en las ventanas de las casitas y en la mayoría de los casos es tan solo una lamparita ténue que vela el sueño de la gente. El ambiente está impregnado por el aroma de las matas de jazmineros que hay en la parte delantera de la mayoría de las viviendas y una suave música de piano parece brotar de alguna de las ventanas abiertas para dejar que entre la brisa de la noche.
Si alguno de los habitantes del barrio estuviese atento, oiría un suave murmullo que avanza desde el fondo de la calle. Un rumor producido por el roce de unas zapatillas contra los guijarros del suelo y el sonido de un bastón golpeando ritmicamente se entremezcla con la melodía del piano. Aparece un bulto negro que se mueve lentamente de un modo errático de un lado a otro de la calle. Se para en una especie de placita bañada por la luz de la luna y se puede ver con algo más de nitidez esta persona.
Una mujer muy mayor con la cara surcada de todas las arrugas del mundo que no pueden ocultar una sonrisa triste y una mirada llena de vida. Totalmente vestida de negro, se arrebuja en un mantón a pesar del calor de la noche y en una mano lleva un gran capazo de paja mientras la otra la apoya en un bastón de plata, mientras su espalda se curva bajo el peso de un saco.
De pronto se detiene ante la ventana abierta de una de las casitas de cuyo interior sale la respiración profunda de sus ocupantes que duermen sin saber que son espiados. La mujer se apoya en el alfeizar y mete la cabeza en el interior como si buscase algo. Hace un movimiento circular con su brazo derecho y extiende la mano hacia los durmientes. Una nube negra grande y ondulante como una boa sale de la habitación y haciendo un remolino se mete en el saco que lleva a su espalda con un ruido como el silbido de una serpiente.
Introduce la mano en el capazo y aparece en ella una pequeña nubecilla luminosa que lanza hacia el interior de la casa dejando una estela de estrellitas muy brillantes tras ella. Endereza el cuerpo para asentar el saco sobre su lomo, suelta un suave quejido y cruza hacia otra de las casitas de la calle repitiendo la misma operacion en esa y en todas las viviendas a lo largo de la calle. Cada vez camina con más dificultad y el arco de su espalda se pronuncia hasta casi avanzar doblegada por el peso del saco.
Así el hada de la noche sigue su ronda a lo largo de todas las casas para convertir las pesadillas de los pobres mortales en dulces sueños que dejen un cosquilleo de emoción en sus corazones cuando se despierten con el nuevo día.

2 comentarios:

relatosweb dijo...

Que historia más bonita...alquien que roba pesadillas para transformalas en sueños...Cómo escribes de bien, puñetero (con el permiso y la confianza que me da la distancia jajajaja).
un abrazo y buena semana

cal_2 dijo...

lo mismo te digo....aun si conocernos, nos vamos conociendo a traves de los relatos y el reconocimiento se vuelve mutuo. Buena semana a ti tambien