lunes, octubre 29, 2012

POLONIA VI. EN VARSOVIA, SIN MAS

La jornada de hoy se planteaba larga pues tenemos hasta VARSOVIA unos 340 kms., pero a tenor de como están las carreteras y de que apenas hay tramos de autovía, como mínimo tendríamos coche hasta el mediodía. Así que salimos temprano, nada más desayunar bien y emprendimos ruta hacia el sur.


A pesar de que miré la guía del derecho y del revés, no había ningún punto intermedio de interés para hacer una visita, así que nos resignamos a tragar coche. Las carreteras tienen rectas infinitas, solo interrumpidas por los múltiples pueblos por lo que pasamos con cruces inverosímiles, semáforos por todas partes o las infinitas obras que parecen avanzar con toda la calma del mundo.



Una vez estrujada la guía, me dedico a contemplar el paisaje y a hacer fotos. El terreno es muy llano, apenas si hemos visto una elevación desde el comienzo del viaje. Me llama la atención que todas las casas que veo en el campo son viejas, pero no antiguas. Edificios de cemento avejentados, granjas que parecen garajes destartalados,  sin gracia alguna, no vemos las típicas casas de labranza antiguas que se podría esperar en un pais eminentemente agrícola como es este.



A mitad de camino, nos paramos a tomar el consabido capuccino y un emparedado. Hemos observado que la gente es muy amable, aunque no hacen el menor esfuerzo por comunicarse y otra cosa que nos llama la atención que la población que podríamos llamar mayor, da sensación de tristeza y caminan con la cabeza gacha, sin mirar de frente. Novelas que nos hacemos, vamos.



Llegamos a VARSOVIA antes de lo previsto y san Tontón nos puso en el camino correcto para llegar al hotel. A medida que entramos en la ciudad se nota que estamos en la capital. Pasamos por anchas avenidas, enormes edificios de la época socialista,  parques inmensos y llenos de verdor hasta llegar al " Hyatt Regency ", un hotel muy pijo. Pero en recepción nos dieron el alto pues hasta las dos de la tarde no podíamos subir a la habitación.
Hicimos tiempo en el hall tomando una cerveza que, para los precios de aquí, fue como si nos la hubiesen servido en copa de oro. Llegaron las dos, nos dieron una habitación muy confortable y nos echamos un rato para organizar el resto del día.



A media tarde empezamos la visita. El hotel esta situado en plena parte moderna, a gran distancia de la Ciudad Vieja, destino habitual en todos los sitios.  Atravesamos el centro moderno hasta llegar a las afueras del Stare Miasto y nuestro guía encabezó la aguerrida expedición, como siempre él abriendo marcha con el plano en la mano y nosotros protegiendo la retaguardia con las cámaras en ristre.
Creo que de todas las ciudades visitadas, la que menos caló en mi fue esta. No sé explicar el motivo, pero la sentí fría e impersonal. Claro que con días de estancia no es como para juzgar. Pero si en GDANSK me sentí muy cómodo, aquí la sensación que tuve es de estar de paso.










Resumiendo, comenzamos la visita por la plaza del Castillo, de forma
triangular y en pendiente, en cuyo centro está la columnata con la estatua de Seguismundo III presidiendo todo. En un flanco está el Palacio Real, un enorme edificio rojizo sin mucha gracia y al que no visitamos. Nunca nos han gustado los palacios por dentro, fisgar por las salas o los dormitorios de los nobles.


 
  
 
 
 
Tiene en su centro un enorme patio tal vez con más gracia que el exterior. Tras el palacio esta el llamado palacio de Hojalata y allí se abre una vista muy amplia sobre el entorno del Vístula. Frente al palacio hay un conjunto de casas, cuya silueta está coronada por los tejados de la cercana catedral, tal vez la imagen que recuedo con más agrado y que más me gustó de lo visitado.


















Seguimos por la calle Real hasta la catedral de San Juan Evangelista. Su interior no tiene el menor interés y lo único que nos llamo la atención fue una lápida funeraria en la que se muestra el amor entre la curia y la milicia...en dos varones del XVII. Contigua a la catedral, la iglesia de los Jesuitas, con su inmensa nave tiene más encanto y una puerta de bronce actual, con unas figuras muy bellas obra de un escultor que habíamos visto en Valencia.
















Seguimos hasta la plaza del Mercado, el rincón más turístico de la ciudad. Un espacio cuadrado con hermosas casas góticas en sus cuatro flancos. Nos sentamos en una terraza a tomar una cerveza mientras contemplábamos las personas que paseaban. En el centro la estatua de la sirena de VARSOVIA en cuya fuente jugaban los niños y se bañaban las palomas. Muy cerca un señor tocaba una pianola para sacarse unas perras de los adultos seduciendo a los críosr. Comenzó a caer la tarde y las casas fueron adquieriendo el color del oro viejo.



La leyenda de la sirena: Erase que se era dos sirenas que llegaron nadando al Báltico. UNa, la más serena, se quedó enroscada como una pescadilla en el puerto de Copenhague. Pero la otra, más trotona, llegó a GDANSK y Vístula arriba llego a esta ciudad, que se gustó y se puso a jugar con las redes de los pescadores y a levantar olas que hacían zozobrar sus barcas.



 
 
La descubrieron pero, como tenía un canto tan melodioso, la perdonaron. Hasta que llegó el banquero de turno y calculó la millonada que se podía ganar si la llevaba haciendo " bolos " por los pueblos. La capturó pero poco duró el encierro porque al oir sus lamentos, un dulce mancebo la liberó cona yudas de sus amigos. La sirena, agradecida, prometió que defendería con sus armas siempre a los varsovianos. Y hasta hoy.

















Continuamos  por la calle Nowomiejska, con muy hermosos edificios del XVII a ambos lados, pero imposible de transitar porque está en obras y llegamos hasta la barbacana del castillo. Me temo qu se me note demasiado....pero es que parece de Exín Castillos, de puro nuevo que se ve.



La iglesia barroca de los Paulinos, al principio de la úlica Freta, tal vez sea la fachada más hermosa que hemos visto, aunque su pero su interior carecía de interés por lo que salimos escopetados. Frente a ella otro templo en obras mereció poco más de un vistazo.




Llegaba la hora de cenar,así que nos planteamos buscar un sitio. Normalmente, dado los horarios polacos, hacíamos dos comidas fuertes al día. En desayuno, en el buffet del hotel donde nos poníam como kikos y la cena sobre las siete de la tarde, pues aquí se cena temprano. A mediodía, un capuccino y un sandwich eran más que suficientes para aguantar el tirón.
De acuerdo a la guía, uno de los sitios recomendados estaba en esta calle, por eso el itinerario lo orienté así. El Pod Sansonem es un restuarante con comida judía tradicional y fue un acierto total. Encontramos sitio de pura casualidad pues estaba lleno de polacos. Buena señal, porque los únicos turistas éramos nosotros. La cena fue deliciosa con la acostumbrada sopa para abrir boca y una serie de platos deliciosos ( cara en gelatina, carne de cordo ) terminando con un postre muy dulce. Utilizando el idioma internacional de los gestos conseguimos hacernos entender para reservar mesa al día siguiente.



Contentos y con la tripa llena fuimos a buscar el coche. Felix con su plano nos llevó por calles y más calles como si estuviese allí de toda la vida y cuando ya desesperaba de llegar, me encontré dentro del coche.
En el hotel, descargar fotos en el ordenador ( tarea de Félix ), cargar pilas de las cámaras ( tarea de Alfonso ), ordenar ropa sucia y limpia ( tarea mía ), ver mensajes de internet ( tarea de cada uno ) y a dormir, que ya es hora. Aquí, al menos no hay riesgo de acabar en el suelo.




El segundo día en VARSOVIA nos lo tomamos con calma. Salimos paseando por los bulevares inmediatos en busca del parque Lazienkowski. La finca inmediata a nuestro hotel la ocupa la embajada rusa que ocupa una gran manzana rodeada de jardines, imagino que serñia la antigua embajada soviética. Toda la zona está cuajada de embajadas y palacetes. El paseo hasta el jardín fue muy agradable.





Una vez allí comenzamos a caminar con calma. Más que un jardín a la inglesa es un parque con grandes arboledas y zonas recoletas. Un hermoso palacete en el centro rodeado por un lago, con una enorme terraza con terrazas mitológicas y un pequeño anfieteatro al fondo llama nuestra atención. Y la de la cámara. Pero una vez cerca nos damos cuenta de que todo es cemento, no hay rastro de piedra. Ardillas correteando y japoneses como locos haciéndole fotografías. Estos todavía son más compulsivos que nosotros.



Una parada y el café de rigor. Seguimos recorriendo los paseos hasta volver al hotel al final de la mañana, con una temperatura deliciosa, por cierto.
Por la tarde vamos al museo nacional. Todo un fracaso. La entrada es gratuita, sí pero las salas están cerradas y
lo más importante, la sala Faras con pinturas nubias no se puede visitar a causa de las obras. Nos acercamos paseando hasta la inmensa torre-tarta del Palacio de Cultura pero nos contentamos con verla de lejos.

















Así que vuelta al coche. Repetimos el paseo del día anterior por la Ciudad Vieja, pero ya más relajado. Nos sentamos a descansar al pié de la estatua de Segismundo y a nuestro alrededor había corrillos con docenas y docenas de curitas jóvenes y seminaristas más jovenes todavía. Tan jóvenes, tan limpios, tan pulcros, tan felices.....demasiado.






Pero hoy tomamos la opción de meternos por las calles secundarias situadas
tras la catedral y fue un acierto. Hermosos edificios con el sabor de lo viejo, sin la máscara del retoque como los de las calles turísticas que a veces, de puro relucientes, parecen falsos. Nos sentamos en la muralla del castillo para mirar a la gente, un hermoso deporte. Dos maduros pelando la pava en un banco y dos rockeros en el contiguo haciendo lo mismo, la pareja de novios con el fotógrafo de rigor haciendo el reportaje....














 
Seguimos hasta el monasterio de los escolapios, con una enorme fachada barroca y en su interior toda la parafernalia de placas conmemorativas con la bandera vaticana invadiéndolo todo, alternado los emblemas militares con los religioso, mezcla que siempre me ha producido rechazo. En la plaza de enfrente hay una hermosísimo monumento dedicado a las víctimas de la insurreción polaca del 41 con figuras de gran fuerza expresiva, más bellas aún por el sol del atardecer.
 
 
Nos sentamos en una terraza a hacer una pausa. Lógicamente, una heladería. Yo me tomé un inmenso helado, Félix se decantó por una copa con lacasitos y Alfonso, el más comedido, un simple cucurucho. Continuamos  hasta el barrio judio y volvimos al memorial de la guerra. En esas calles hay palacetes hermosos y rincones de gran belleza. Plazas recoletas, hermosas iglesias llenas de devotos y la vista del Vístula al fondo, con la puesta de sol, hicieron que la tarde resultase la mar de agradable.



Las siete, ya es hora de. Volvemos al restaurante de ayer y una camarera nos niega la reserva. No nos entiende ni quiere atendernos. Llega otra camarera amable y nos busca acomodo miuentras la primera nos mira con inquina. Mierda para ella.
























Cena delicioso. Pan de centeno de verdad y patatas con sabor hacen lo de la magdalena de Proust en mi recuerdo, me parece estar comiendo cuando era niño en Galicia. Y pido un delicioso pato asado, pero después comienzo a comerlo con pena al pensar que me estaba trincando un tierno animalito. La pena me duró poco, pues solo dejé los huesos.



















Hoy tuvimos la precación de dejar el coche al lado mismo. Al llegar al hotel nos encontramos un enjambre de coches oficiales con banderines y el hall repleto de gente. Hay una recepción de algún embajador. Nos sentamos a tomar una copa y cotillear. Ambiente muy fino. Música de piano como fondo. Grupos elegantes de gente conversando. Y los wiskies servidos en inmensas copas de balón pero llenadas con cuentagotas. El precio en consonancia y se guardan las vueltas sin preguntar. Propina obligatoria y " pique ". Se ve que no estamos acostumbrados a frecuentar sitios de categoría.
A dormir.












Proximo capítulo: POLONIA VII. CRACOVIA, LA GUINDA DEL PASTEL

1 comentario:

xaby dijo...

pinturas nubias!! vaya sorpresa y frustración!
En este capítulo has contado menos anécdotas, pero la narración sigue siendo buena, divertida.
Por cierto, qué quia de viajes usas?
Mola eso de meter vídeos, queda bien. Las fotos de los helados muy sugerentes .. jejejeje.
No hubo acto cultural en Varsovia? Algún teatro, espectáculo ...
bueno, aun queda al menos una entrega más. Ánimo!
dew!