viernes, octubre 19, 2012

POLONIA II " Y SOY POLACA....."

WROCLAW fue la primera de las etapas importantes en el viaje por Polonia. Como dije en la entrada anterior, encontrar el hotel fue una tarea difícil porque el navegador se empeñaba en hacernos entrar por dicrección prohibida pero mereció el esfuerzo de buscarlo, porque Paquí se lució con la elección. " The Granary La Suite " es un hotelazo para pijos situado en el cogollín de la ciudad vieja, una vieja fábrica de harinas rehabilitada pero con su estructura de ladrillos conservada y la habitación estaba en consonancia. Amplia, con un jardín al que accedíamos por un ventanal, tenía los techos abovedados de ladrillos y los colchones más cómodos que hemos conocido en el viaje. El personal de recepción como en todas partes, vamos no nos hizo ni puto caso.


Salimos a patear la ciudad. Nosotros con las cámaras dispuestas a inmortalizar todo lo que se mueva o esté petrificado y Felix con la guía y en plano de la ciudad. Tras el minuto de espera en el que hay que mantener el más respetuoso de los silencios hasta que el niño, despues de voltear en todas las direcciones el plano, sepa donde estamos y que destino seguir, empezamos el recorrido tras su " égida mano " ( para que no busques en el google, égida es protección o escudo ).
La estructura de todas las ciudades que visitamos es la misma: en el centro está la Ciudad Vieja o " Stare Miasto " y en el corazón de la misma se situa la Plaza del Mercado o " Rynek " con el Ayuntamiento o " Ratusz ". En todas partes la destrucción tras la Segunda Guerra Mundial del pais en la que colaboraron con todo el énfasis posible, primero los nazis invasores y despues los soviéticos salvadores fue tan grande, que parece milagroso que hayan reconstruido todos su patrimonio con tan gran fidelidad.



Y en el caso de WROCLAW el resultado fue una maravilla. Al desembocar por cualquier calle en la Plaza del Mercado la vista es espectacular, los cuatro frentes de la misma ocupado por casas del XVI y XVII de estilos gótico o renacentista con las formas más diversas y una combinación de colores que combinan armónicamente. En su centro el edificio del Ayuntamiento, presidiento tales maravillas, es tal vez el más bello de los que pudimos ver, una maravilla del gótico civil con su imponente torre .



Comenzamos a pasear la plaza lentamente  mirando casa por casa. En uno de sus ángulos se elevan las esbeltas torres de ladrillo de la iglesia de Santa María Magdalena a la que se accede entre dos graciosas casitas que se conocen como " Juan y Margarita ". El interior de la iglesia es sobrio, se nota que fue previamente un templo luterano y sus enormes naves están llenas de luz.






Seguimos paseando y al caer la tarde recorrimos la cercana Plaza de la Sal y las callejas de sus alrededores. Aquí el colorido de las casa tal vez sea mayor y vistas con la luz del atardecer, la impresión que producen es más intensa. En montones de rincones de la ciudad hay pequeñas figuras de bronce con gnomos en las más diversas actitudes que están puestos estratégicamente para destrozar tobillos de turistas desprevenidos.






En la oficina turismo nos aconsejaron que cenásemos en " Piwnica Swidnicka " un restaurante muy antiguo situado en los sótanos del ayuntamiento. Sobre el portal de entrada hay dos figuras: el borrachín con el jarro de cervezaa en la mano a un lado y  al otro la mujer que lo espera con la zapatilla en la mano. Enormes salones abovedados, sillones tapizados de brocado y candelabros de plata. Local para turisteo pero mereció la pena. Una deliciosa sopa, que ricas son las sopas polacas y un codillo asado. Todo de maravilla hasta....



...Hasta que la cagué: en una mesa contigua a nosotros cenaba una pareja y como las tenía a tiro no dejé de observarlas. Ella una morena madura, de unos cincuenta años muy elegante. El un mozo joven, con los hombros cuadrados y aspecto de ser asiduo a los gimnasios. Tras la cena, que pagó ella, él le puso la chaqueta y le beso la mano. Y yo, con mi natural delicadeza, dije en voz alta " Pero si es mayor que él..". Y la mujer, volvíendose hacia mi me dijo en perfecto castellano " Si, pero soy polaca y vivo en Alemania ". Me sentí un bocazas y si le llega a decir a su acompañante mi comentario todavía estaría buscando las muelas.
Por cierto, la cerveza " Crany Baram " es muy rica.





A la mañana siguiente continuamos la visita. Par hacer tiempo a que abriesen el museo nos acercamos a la cercana glesia de los Capuchinos, otra enorme mole de ladrillo de esto gótico que estaba siendo restauranda y cuyas inmensas naves te hacían sentir como una hormiga.





De alli fuimos a visitar el interior del Ayuntamiento, un precioso conjunto de salas y salas del más puro estilo gótico con una majestusa escalinata que conduce al piso superior. En la planta superior hay una sala con una completa colección de cerámica moderna polaca, incluidas obras de la famosa fabrica de Rosenthal. En la mayoría de los museos y edificos púbicos nos fue muy útil el carnet de la Universidad pues la entrada era más barata, aún así allí la vida es muy barata para los turistas. En todos salvo en los de la iglesia, que ahí no valen descuentos. Con el dinero del clero no se juega.








Despues dimos otra vuelta a plaza y nos sentamos en una terraza a tomar un capuchino, aunque yo poco tiempo quedé sentado y me fui a ejercitar mi vicio: darle guerra a la cámara. Creo que me lo tengo que mirar pero en cuaqnto tengo la cámara entre las manos me entra un hormigueo y no paro de disparar, muchas veces repitiendo la vista porque no estoy seguro de haberla pillado antes. Todavía recuerdo los viejos tiempos en que tenía un carrete de 36 diapositivas para cada día de vacaciones y disparaba con mucho tiento. Claro que juego con ventaja pues después es Alfonso el que se encarga de retocar el reportaje fotográfico. Lo mío es darle al gatillo de modo incontinente.





A media mañana seguimos la ruya y bajamos paseando por las calles del barrio viejo hasta la orilla del Oder, dejando a un lado el majestuoso edificio de la universidad. Atravesamos por  uno de los varios puentes que unen la Isla de Arena con el resto de la ciudad, pues en medio del rio hay dos grandes islotes llenos de jardines y de iglesias.



Al fondo del conjunto y presidiéndolo todo se encuentra la inmensa mole de la catedral de San Juan Bautista con dos enormes torres de ladrillo coronadas por puntiagudas agujas. Aqui es donde empezamos a notar el inmenso poder que tiene la Iglesia en Polonia, es algo que está patente en cada rincón del pais y aqui, además, se palpa la riqueza que ostenta. Toda la gran superficie de las islas está ocupado por instituciones eclesiásticas e incluso hay un hotel papal, con la figura de Juan Pablo II hasta en los rincones más inverósimiles.


 
 
 
 
Antes de cruzar de nuevo otro puente hacia la Ciudad Vieja entramos en una iglesia donde encontramos un belen mecánico de lo más chocante donde estaban las figuras tradicionales alternando con figuras del comic y el Papa al lado del portal por no ser menos,  todo ello bajo el cuidado de una adorable viejecita que accionaba el mecanismo mientras tejía punto.









Después volvimos al hotel para descansar un rato atravesando más calles con más iglesias, en alguna de las cuales fue tan impactante lo que vió Felix que nos costó que reanudase la marcha.

 
Por la tarde tomamos un tranvía para ir a las afueras de la ciudad con idea de visitar el Hala Ludowa o Salón Popular, un edificio de 1915 con una enorme cúpula y situado en el centro de un parque. Un gran lago artificial a su costado tiene juegos de surtidores y luces que evolucionaban al ritmo de la música, sitio ideal para un de descanso mientras nos relajábamos de la ajetreada vida del turista.

 
 
 
 
 
En una de las zonas del parque está situado el Jardín Japonés, un conjunto muy amplio de caminos recoletos, lagos y ambientes que quieren simular un paisaje japonés, con sus puentes de madera incluidos, roquedales y demás. Como es habitual nos encontramos con la consabida sesión fotográfica de novios. En Polonia hemos visto bodas todos los días de la semana, pero aquí había una pandilla de criós que jugaban a reporteros gráficos y que estuvieron persiguiendo toda la tarde a la pareja y al fotógrafo. No sé como no ahogaron a alguno de los paparazzi impertinentes.






 



Despues nos sentamos en uno de los bancos frente al lago a ver ponerse el sol mientras los surtidores no dejaban de evolucionar al ritmo de la música. Volvimos en el tranvía al centro de la ciudad y como estábamos cansados para buscar el restaurante que teníamos planeado nos metimos en uno al azar y acertamos. Tras cenar muy bien, sin perdonar la consabida sopa, a la cama.


 
 
Proximo capítulo: " VALENTIN, SI ESTOY EN EL BALTICO.... "

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