martes, octubre 09, 2012

Me enamoré de un " perroflauta "


Agradezco a Xavier su idea para este relato, aunque al final he decidido perdonar la vida a Pedro. Gracias, amigo.




Jose Ivan, aunque el preferia que le llaman Ivanjoe, creció devorando los libros de Salgari y de Walter Scott que sobrevivían maltrechos en las estanterías del sótano y a través de ellos lo mismo luchaba contra terribles piratas malayos o se enzarzaba en peleas con aguerridos escoceses. Hasta que a los 12 años descubrío que tales libros no les gustaban por las historias narradas en sí, sino porque las protagonizaban hombres que él se imaginaba maravillosos. Por aquella época, un día al volver del intituto, después de cambiar las botas embarradas por las zapatillas de paño calentadas junto al brasero, le dijo a su madre mientras comía un bocadillo de pan con chocolate, que se había dado cuenta que no le gustaban para nada las niñas y que estaba harto de tener que jugar ellas a medicos y papas y mamás y que eso de bajarles las braguitas le parecía una tontería. Que él prefería ver como se duchaban sus amigos después del partido de futbol a lo que su madre, con la habitual tecnica materna, respondió dandole un cogotazo y diciendo que se dejara de decir blandenguerías, mientras su padre que parecía estar embobado con el partido de la tele " lo unico que importa es que no te hagan sufrir ".
A los 15 años tuvo una bronca monumental con su madre cuando se presentó en casa con una camiseta " rosa pálido que le había regalado un amigo despues de robarlo en un mercadillo de segunda mano. Su madre intentó quitárselo a la fuerza diciendo que sa ropa era mariconadas, a los Ivanjoe se resistío bravamente y del altercado acabaron malamente, ella roja de ira y con una manga del nicki en las manos y él pálido y temblando de rabia. Esa misma tarde, mientras su madre iba a la sesión semanal de peluquería con la vana pretensión de ocultar el paso del tiempo, Ivanjoe metió de cualquier modo en la mochila su ropa, el nicki desgarrado, unas deportivas, el cepillo de dientes y los ejemplares de " Ivanhoe " y de " Los tigres de malasia ", y se fué a vivir con su amigo que había conocido durante una de las manifestaciones del "Prestige ".



Desde el primer momento, lo que le atrajo de su nueva vida era que podía romper con todas las ataduras de su casa. Ya no era preciso lavarse, ni de preocuparse en conseguir unas deportivas de marca o aguantar a los pelmas de los compañeros de clase, o de refugiarse ante el televisor como hacía su padre. Pedro, unos diez años mayor que él, fue el primer amor de su vida y ahora, con el paso del tiempo, piensa que el mejor de todos los que conoció. Vivía en una buhardilla en el quinto piso de una vieja casa de la ciudad vieja y desde el ventanuco parecía que se pudiesen agarrar las nubes con la mano. Pedro era un hombretón albino grande y desgarbado que siempre sonreía a través de unos ojos tan claros, que se dirían transparentes. Al principio a Ivanjoe le costó adapatarse al desorden de la casa, Pedro era un verdadero " perroflauta " con todas las de la ley y la mugre era reina y señora de la buhardilla. Un fogón de gas, una pileta con una canilla dorada que dejaba escapar una gota de agua rítmicamente, dos sillas desvencijadas, un sofa de skay sin patas y un colchón en el suelo eran todo el equipamento de la vivienda. En el tejadillo al pié del ventanuco dos plantas de marihuana esperaban a que llegase la época de la cosecha.


Compartían cama y vivienda con " Nuncamais " un galgo, albino como su dueño, delgado como un suspiro, que parecía una interrogación con patas y con más pulgas y garrapatas por centímetro de piel que en una perrera tercermundista y al que, cuando se portaba, mal llamaban " Marianooooo".
Ivanjoe se sintió feliz desde el primer momento en su nueva vida. Desgarró su ropa y la ensució a conciencia para ser otro " perro flauta"  verdadero " pata negra ", tiró a la basura el frasco de gel y la colonia de Calvin Klein que traía en la mochila y puso sobre una silla los dos libros que  habían sido su refugio desde siempre.
Para sobrevivir se dedicó a ayudar a Pedro en sus trapicheos. Pronto fue un experto en vender kleenex en los semáforos, o a hacer malabares delante de los coches estacionados, sincronizando el tiempo para poder hacer un par de volteretas o de lanzar bolas al aire y pasar la gorra por los primeros coches antes de que el semáforo se pusiese en verde, sabiendo de un simple vistazo quien solataría unas perras o quien se haría el sueco. Por las tardes montaban el tenderete en alguna plazuela y con el gancho del perro sacaban lo suficiente para las litronas de cerveza o los porrillos y los bocatas precisos para sobrevivir .



De vuelta en casa, derrengados sobre el colchón, Ivanjoe ayudaba a su amigo con su pasión oculta, la de ser inventor. Su último intento era perfeccionar un motorcillo que permitiese abrir los paraguas de modo automático al contacto de la lluvia y que lo preglase al cesar esra. Pero se le estaba resistiendo. Otro inventos esperaban el dinero para ser patentados y hacerlos de oro: un limpiaparabrisas en el interior del ventanuco de la lavadora para apartar la espuma y poder ver como la ropa da vueltas en el bombo, o un abrelatas con una resistencia en el mango que permitiese templar las conservas eran sus mejores logros.
Pero las cosas parecieron cambiar poco a poco. Un día que dormitaba en el colchón vió como Pedro se lavaba la cara bajo el chorro del grifo de la cocina. Otro día lo sorprendió poniéndose una camiseta que estaba casi nueva y sin manchas. En la cama el hueco entre ambos se iba haciendo cada vez más ancho y " Nuncamais " no sabia en cual recostarse.



Nunca podrá olvidar la noche de finales de noviembre cuando entró en la buhardilla y vió a un desconocido desnudo de pie en un barreño ante el fogón. Al principio no se dió cuenta de que era Pedro la persona que, con el cuerpo reluciente por el fregoteo y el pelo cortado, lo saludaba desde el barreño. Se dejó caer en el colchón y se hizo un silencio tenso, muy tenso mientras Pedro se ponía unos vaqueros y una camiseta nuevos.
Después vinieron las explicaciones. Pedro le dijo que estaba hasta las trancas por un " Geo " al que había conocido durante las concentraciones en la plaza mayor, que lo que primero era un enfrentamiento de personas de bandos opuestos, se había convertido en un emperramiento total y que ya no podía vivir sin su policia. Y se había arreglado porque esa noche empezaba a trabajar en " Tele Pizza ".
Ivanjoe no dijo nada, se tragó los reproches. Cogió sus libros, rascó por última vez la cabeza a "Nuncamais " y despues de cerrar de un portazo, bajó las escaleras por última vez, a oscuras para que nadie viese sus lágrimas.

Final para Xavier
Ivanjoe llega al portal a trompicones. Intenta encender la luz pero recuerda que la bombilla lleva fundida más de un mes. Se sorbe los mocos y se limpia los ojos con el revés de la mano. Oye pasos de alguien que baja por la escalera. Cree oir la voz de Pedro pero no quiere escuchar lo que dice. Sale a la calle, la fuerte luz de los escaparates lo deslumbra, oye voces de colegas que le ofrecen un trago de birra y sonrie. Pedro lo alcanza e intenta sujetarlo por un brazo, pero suavemente Ivanjoe lo separa y dice " ya eres pasado ". Da una patada a un bote de cerveza que baja tintineando sobre el empedrado y comienza a silbar. Siente sobre él una mirada, alguien que lo mira fijamente.  Un joven muy delgado,totalmente vestido de negro  le envía con insistencia una mirada lánguida, penetrante.  " Joder, pero si es un gótico. Bueno, tal vez no esté mal cambiar de tribu ". Y se encamina hacia él, la sonrisa resplandeciendo en su rostro.

6 comentarios:

xaby dijo...

Gracias por la dedicatoria inicial, me alaga. Espero seguir colaborando.
Me ha encantado la construcción emocional del prota. Cuentas cómo se siente y sus reacciones. El momento "limpiaparabrisas en el interior del ventanuco de la lavadora" es muy bueno, le da frescura. Hubiese estado bien haber metido alguna anécdota entre ellos, o una escena más íntima. El final es triste, no por ello feo. Sólo que parece que fue sólo Ivanjoe el que se enamoró de Pedro, y no al revés. claro, aquí no estamos para satisfacer las necesidades de nadie, pero .... me deja un sinsabor el final del relato que no me esperaba. Mucho mejor, tal vez, tu final que el suicidio de Pedro, todo depende como se escriba ... pero Osanxi! Me he quedado muy triste!
Por ejemplo, tal vez, entre las lágrimas de Ivanjoe mientras baja la escalera por última vez, podría haber habido un detalle que no lo hubiese hundido más, con el cual seguir viviendo, pues él acaba de romper con su familia, lo ha dejado todo y sólo tiene el apoyo emocional de Pedro. No lo puedes dejar salir sólo de la casa. Las relaciones evolucionan y a veces los caminos se tornan divergentes, pero aquí me parece injusto para IvanJoe.

cal_2 dijo...

tachannnnnn......no quiero dejarte triste. Habra segunda parte...¿ tal vez Ivanjoe se venga seduciendo a una sobrina de Esperanza Aguirre y cuando le tiene perdidita de amor se la monta con un cura obrero ?....Si deseas, buscamos una continuación. Y, cosa que no había hecho antes, voy a añadir una chispa al final. Un abrazo

xaby dijo...

vaya, va de flor en flor. Entonces esto continua, tiene otra parte ... i qué pasará? Tal vez sólo un polvo? Creo que se conocen, ligan pero es peor, el gótico toma casi todo bañado con tinta de calamar, la casa es fúnebre y desde la ventana no toca las nubes. Sólo fue un hombre donde llorar esa noche. Ahora sigue por la calle dando patadas a los botes de cerveza abandonados por el suelo y robando comida en los mercados ambulantes ... no obstante se siente feliz, va a hacer lo que le gusta ...

xaby dijo...

)un hombro donde llorar ....) --: corrección!

cal_2 dijo...

eso....tu veras lo que deseas. Por mi parte, ya concluí este relato. Un abrazo

Anónimo dijo...

SIMPLEMENTE, ME GUSTO.- ANIMO AMIGO