viernes, enero 20, 2012

FRAGA


No sé si es honesto hablar así de los muertos, pero es mucha la mala baba que nos vamos acumulando en el día a día y tal vez, por propia higiene personal, no está de más soltarla, no sé que se nos reviente el saco de la hiel. Había pensado dejar esto en el olvido pero al leer los ditirambos del obispo de Oviedo se me encendieron todos los demonios

Ha muerto Fraga, don Manoliño, capó de los gallegos muñidores de elecciones, padre de la patria, demócrata de bombín y paraguas de Harrod, protector de familiares y mecenas de correligionarios, cabeza de buque insigne capaz de almacenar por orden alfabético el listín de teléfonos de Barcelona, el aglutinador de todos los franquistas desnortados bajo las siglas de AP, aquel que consiguió que todos los gallegos muertos y enterrados en La Habana o la Chacarita votasen en las elecciones gallegas. Y ha muerto como su padre espiritual, el general Patas Cortas, en su cama, rosario en mano e imagino que bajo el traqueteado manto de la virgen del Pilar que cubre los últimos momentos de todos los preclaros varones cuyas esquelas aparecen en el ABC.

Y me ha jodido enormemente tanto panegírico, tanto ditirambo al héroe que bañó sus mantecas ocultas bajo púdico bañador antidiluviano en aguas supuestamente radiactivas de Palomares, pero dejando en el olvido todo lo que ha sido la esencia de su vida pública. Menos mal que van saliendo artículos en internet para refrescar memorias oxidades pero la gran prensa, los políticos de cualquier pelaje y lo más selecto del alto clero, los noticiarios de radio y televisión se ciñen a los lugares comunes sobre él lanzando al cielo tufaradas de incienso.



Me pregunto que sucederá si hay más allá y se encuentra cara a cara con Grimau, al que tras un juicio sumario vergonzante mandaron al otro mundo en abril del 63 despues de que él, según cuentan voces apócrifas, llevase en mano a Franco la sentencia de muerte para que la firmase con una mano mientras se rascaba la espalda con la reliquia del brazo de santa Teresa en la otra, para explayarse después explicando que se había acabado con un caballerete inmundo.
Claro que también podría enfrentarse con todas aquellas personas que mandó a la carcel o condenó al silencio, cantantes, literatos o teatreros, ya se sabe, gente de mal vivir que cometieron la osadía de querer hablar libremente y a los que amordazó con ayuda de la ley de prensa parida por mente tan insigne. O la asfixia del diario " Madrid " hasta conseguir su desaparición primero simbólica y después con la voladura material del edificio.
Todoterreno de la política y camaleónico insigne apoya desde la embajada en Londres al último gabinete del general Patas Cortas cuando se condenó a muerte a Salvador Puig Antich que junto con un chivo expiatorio alemán, Geor M. Wenzel, haciendo de ellos las últimas personas ajusticiadas por el caritativo método del garrote vil.
Y ya de vuelta a España, cuando se iniciaba el difícil tránsito a la democracia ocupa la cartera del ministerio de Gobernación bajo el mandato del " monito llorón " el señor Arias Navarro y hace célebre la frase de que " la calle es mía " liquidando la libetad de expresión. Y por si había alguna duda, cuando los obreros rojos y separatistas de Vitoria en marzo del 76, tomaron las calles y las fábricas como Michelín o Forjas Alavesas no tuvo la menor duda en que la policía nacional entrase en la iglesia de san Francisco de Asís dando muerte a cinco personas y herido a muchas más, sin que nunca se hayan depurado responsabilidades o pedido perdón a los familiares o afectados.
Por eso, porque la calle es suya y sigue siendo ahora de todos sus esforzados herederos. La calle, las casas, los bancos y nuestros trabajos. Y los medios de comunicación, que hoy van a transmitir en directo su funeral, imagino que rememorando aquellos tiempos para ellos tan añorados en que la gente se agolpaba haciendo pucheros antes el ataud del generalito. Todo es suyo y nos saquean sin piedad.

1 comentario:

pequeño dijo...

esto si que es rabia contenida como buen gallego que eres un abrazo hermanillo