martes, enero 15, 2008

Números y músculos


Recuerdo que cuando era joven y me creía que la juventud era el único capital del mundo que verdaderamente merecía la pena muchas veces, en lugar de soñar con cambiar el derrotero de mi vida por medio de la loteria u otro golpe de fortuna, lo hacía deseando que algo o alguien me permitiese alcanzar la cuenta del CINCO. Me explico:
Deseaba tener cinco años menos,
medir cinco centimetros más de alto,
pesar cInco kilos menos,
tener cinco centimetros más de polla,
tener cinco centimetros menos de cintura,
tener cinco millones más en la cuenta corriente,
tener cinco enemigos menos,
tener cinco buenos amigos más......
....y así hasta el infinito. Todo por arte de magia de un dios o un genio benévolo.
Después te das cuenta de que hay otras cosas en la vida que ser más o menos macizo, más o menos rico, más o menos pollón. Que lo importante es vivir como uno desea y nada más, pelear por la felicidad y porque los demás me dejen hacer la vida que quiero.

Por el contrario pensaba que el corazón era un espacio cerrado, inamovible y si lo ocupabas con un afecto, no cabía nada más dentro. Poseer el afecto de otra persona y hacerlo propio, solo mío. En esto también estaba equivocado, el corazón tiene el tejido más elástico del mundo, la mayor esponja del mar Rojo absorbiendo agua es mucho menos capaz de la cabida que tiene un corazón cuando ama. Cuando quieres a una persona hay que darle toda la libertad para que vuele y vuelva siempre que quiera. Y puedes tener un amor compartido con todo el afecto que te genera el tener buenos amigos. Cuanto más se quiere, más grande se hace el corazón y mayor espacio tiene para dar y repartir afecto.

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