viernes, octubre 07, 2005

El camion



Desde que comencé a darle vueltas a la cabeza con esto de escribir relatos esta es una de las ideas que siempre he querido desarrollar. Son trata de tres hermanos jubilados que sueñan con vivir en el Caribe o, al menos, en un lugar lejos de las nieblas y de los fríos de su ciudad pero las pensiones apenas les dan para malvivir hasta final de mes. Están hartos de perder dinero semana tras semana con la " primitiva " y en cuanto a los " ciegos " parece que miran para otro lado cada día que juegan...No hacen más que darle vueltas a la cabeza al modo de conseguir su sueño hasta que al mediano, que siempre ha sido el más espabilado, les propone a sus hermanos un plan que se le ha ocurrido durante la noche entre las brumas del insomnio: se trata contratar un seguro de vida y que uno se sacrifique para que los otros dos puedan realizar el sueño. Se informan de lo que cuesta contratar uno para cada uno, echan mil cuentas sobre la camilla de la cocina y, como no les llega el dinero que tienen, se ven obligados a ir una vez más al " Tio Pichinas " ( entiéndase, el Monte de Piedad ) y empeñar las cuatro cosas de valor que aún conservan. Con el dinero obtenido y las perras que tienen guardadas en la cafetera de peltre hacen un seguro de vida para cada uno de ellos, los tres con idénticas clausulas.
Después reservan una cita en la notaria de la Plaza Mayor y hacen cada uno su testamento, los tres iguales, nombrándose herederos entre sí y excluyendo de modo claro a los sobrinos que los tienen abandonados, a los que solo ven cuando necesitan ayuda para comprarse algo y de los que, más o menos en broma, solo oyen la amenaza de meterlos en el asilo. Con parte del dinero sobrante se compran dos botellas de vino, una hogaza de pan y medio kilo de jamón de "pata negra " que siempre han oido hablar de él y no es cosa de irse para el otro lado sin darse el gusto de probarlo. Se reunen por la tarde en torno a la camilla para echar unas manos al subastado y le van dando tientos al vino y al jamón hasta que uno de ellos, podemos llamarlo Ambrosio por ejemplo, pierde más partidas que los otros dos..... Ambrosio se levanta, se despide con un vago adios de los dos ganadores, echa una última mirada a la buhardilla, baja las escaleras con sumo cuidado para no caerse y no escalabrarse antes de tiempo y sale a la calle. Se dirige con paso cansino hacia la vecina carretera de circunvalación. Se acerca a la valla, retrocede, se lo piensa dos veces, sabe que él ha perdido y que no queda más remedio que cumplir lo acordado.....cuando ve acercarse un camion inmenso, largo como un miura bravo, se tira bajo las ruedas......Su último pensamiento es hacia sus dos hermanos que podrán cumplir su sueño con el importe de la poliza......

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues... más de una historia real se ha desarrollado tal y como tu te la inventas.

Anónimo dijo...

Muy buen relato. Te felicito por el blog.